Es de público conocimiento que, en contextos regidos por estados de derecho en América del Sur, las redes que se traman en “ilegalismos” no sólo responden a profundas desigualdades socioeconómicas de la población, sino que también las multiplican. Situaciones de pobreza y escasez de trabajo, que conviven con iniciativas para la concentración de capital, se muestran en la intersección de las desigualdades, los ilegalismos y las violencias que se derivan de la
conjugación de necesidades y estrategias en contextos de gran precariedad y escasa proyección. Aumentan de modo preocupante la incertidumbre y el miedo, las expresiones de odio y las agresiones, la represión y la pobreza, los estados perforados y a punto de ser convertidos en polvo tras la fuerza de la mano derecha.
A su vez, los propios Estados, las asociaciones y agencias encuadradas a medias en el sistema legal (o que directamente operan por fuera de él), y organizaciones en defensa de derechos (de los más diversos), son los que configuran cartografías de ilegalismos y violencias. A veces son economías complejas que se expanden local, regional y globalmente. Otras veces, son formas de organización especial, que se dan como respuesta a coyunturas de crisis y tienen una duración limitada. En todo caso, estas redes dan cuenta del modo en que miles de personas se ganan la vida al paso que ponen en evidencia las múltiples caras de los Estados de América Latina y las disputas por las formas en que se constituyen maneras legítimas de
resolver conflictos y mantener el orden económico, social y espacial. Este Simposio propone elucidar comparativamente, a partir de investigaciones etnográficas, cómo se dan los ilegalismos y de qué tipo son, si derivan de/en violencias, sean o no estatales y, finalmente, cómo se aborda, desde el estado, la encrucijada de desigualdades, ilegalismos y violencias.