En esta ponencia se busca presentar una propuesta de abordaje en torno a las desapariciones en México sobre los tres ejes que propone Nancy Fraser para comprender y atender la Justicia a la luz de las desapariciones en México: Reconocimiento, Representación y Redistribución como elementos que demuestran que la desaparición en México también es resultado de la desigualdad y la injusticia social de maneras más amplias.
Parte de esta propuesta pone de relieve el papel de los Derechos Humanos como el giro político y conceptual que deben de enmarcar los estados contemporáneos a la luz de los avances impulsados por los grupos sociales y culturales en el siglo XX y principios del XXI que ha puesto en evidencia deferentes marcos de pluralidad social, cultural, identitaria y de género, entre otros que han mostrado los límites de la representación clásica de los ciudadanos en los estados democráticos.
El contexto social de nuestro país nos invita a reflexionar sobre los modos en que se observan y atienden las graves violaciones de derechos humanos que nos aquejan. En ese sentido el fenómeno de la desaparición forzada y la desaparición cometida por particulares ha tomado preponderancia en nuestro país, hasta mediados de 2023 se reportaron como desaparecidas más de 298 mil personas, de estas más de 112 mil siguen en calidad de desaparecidas y/o no localizadas. Es decir, el 62.37% han sido localizadas (187 mil personas), 7.45% (13,931) sin vida y 99.55% (173, 070) con vida. El 37.72% (112.840) del total de las personas que desaparecen siguen desaparecidas.
Este contexto tan doloroso nos obliga a pensar en las dimensiones que abarca el fenómeno y preguntarnos su relación con la desigualdad, exclusión, marginación, y las violencias que van presentando como una alternativa de impunidad la desaparición de personas, ya que estamos hablando de que por cada 500 personas 1 ha vivido algún tipo de desaparición.
Las soluciones que se dan no parecen mitigar la dinámica de dichos fenómenos, por el contrario, al agudizarse las contradicciones dentro del mismo aparato institucional -que por un lado atiende dichos fenómenos y, por el otro, presenta una resistencia a modificar las dinámicas de cooptación y corrupción al interior de estas-, se traduce en la falta de acceso a la justicia en todas sus dimensiones: en el reconocimiento, la representación y la redistribución de recursos sociales, políticos, económicos y culturales.
Los derechos humanos son actualmente el eje rector para el debate en torno a la democracia, los derechos sociales y la atención de dichas problemáticas, en diferentes modalidades, que pasan por enfoques diferenciados a partir de las identidades del grupo social que van conformando, desde sus diferentes experiencias, en particular, de las personas que han sido víctimas de graves violaciones de derechos, la redistribución no sólo económica sino de representación.