La alimentación, como fuente primordial de energía, es la base constituyente en cualquier grupo humano, que puede tomarse como un pretexto de tipo fisiológico, el cual está destinado a cubrir la necesidad primaria de saciar el hambre; si bien, en su interior guarda múltiples intenciones, que también es preciso satisfacer, sean éstas de orden simbólico, ritual, cultural, político, económico, y demás aspectos que permean la vida y desarrollo de cada sociedad.
En estas líneas se pretende como objetivo reconocer la importancia de las cocinas bioculturales en Puebla, como parte del sabor, olor y textura de la cultura alimentaria en México, asimismo reconocer los esfuerzos comunitarios para la innovación como son los casos del amaranto, guaje, los nopales y sus derivados, además de la cocina entomología, parte importante de las cocinas tradiciones en el estado como son los chapulines, las chicales, los gusanos entre otros.
Puebla ha trascendido por su participación histórica, por su riqueza artesanal y arquitectónica, pero sobre todo por construir para México, una cocina original si bien es producto de la fusión, del mestizaje: entre lo mesoamericano y lo español primero, un poco después lo francés, actualmente destaca en la construcción de cocinas bioculturales, arraigas aun territorio, pese a los conflictos que se generan en sus entornos, donde se recrea la identidad, la ritualidad y los sabores en cada uno de los ecosistemas poblanos.
Las cocinas bioculturales son espacios que se crearon a partir de un sistema agroalimentario basto y diverso en donde está presente la interacción con la naturaleza, constituyen sentido de pertenencia e identidad con sus territorios.
Metodología: Investigación cualitativa, se recuperaron datos históricos, antropológicos, que contemplan trabajo de campo etnográfico en diferentes regiones del Estado de Puebla, La mixteca, la Sierra Norte y Nororiental y la región Valle Atlixco Matamoros, realizado entre 2017-2023 .