El trabajo propone abordar la producción de sentido que mujeres desarrollan al realizar sus tareas domésticas cotidianas vinculadas a la manipulación de alimentos y al mantenimiento de la higiene del hogar en el contexto de la implementación de una prueba piloto de separación de residuos urbanos en dos barrios de la ciudad de Olavarría durante 2022. En continuidad con mi interés en las técnicas industriosas del cuerpo que se estructuran con actividades de limpieza (Galarza 2019), y en un momento de reconversión del servicio público local de gestión integral de residuos, analizo dos tipos de disposiciones respecto al servicio público. La primera coincide con lo que los gestores de una ONG junto al municipio sugieren para facilitar la separación de los residuos: la incorporación de nuevos objetos en la cocina y la adhesión a nuevos días y horarios de recolección. La segunda disposición es la de las mujeres que rechazan separar sus residuos por temor a tener sus casas sucias. Si bien el programa brinda pautas para evitar la contaminación cruzada del material orgánico (que se convertiría luego en compost) y del material seco (acopiado y vendido luego por el municipio), en su repertorio para el cambio de comportamiento de los usuarios domiciliarios, el tema de la mugre, los olores y las moscas –el principal reclamo de las amas de casa- resulta secundario o directamente inexistente. Siguiendo la propuesta de la etnografía de la oikonización, y una definición histórico-estructural y significacional de lo urbano (Gravano 2020), se describen ciertas prácticas de carácter vernacular (Geertz, 1983) que contribuyen a la clasificación de aquello que se considera basura dentro del ámbito doméstico.