Cuando hablamos de Derechos Reproductivos y Sexuales, así como de construcción familiar, suena como algo de mayor credibilidad que la diversidad sexual y de género de la sexualidad. Esto se nota cuando se relaciona con la prioridad, por ejemplo, en el acceso a la salud reproductiva para las mujeres cisgénero, especialmente las heterosexuales. Esta realidad se configura considerando la prioridad de la atención a la salud para la “familia real”, en tiempos de colonización y democratización de la salud, centrada en el conocimiento de experiencias eurocéntricas, pensadas por y para los descendientes de portugueses, excluyendo a los nativos y racializados de la planificación y asistencia familiar y assitencia a la salud pública. Mientras tanto, los hombres trans y transmasculinos son una pequeña parte de la porción de excluidos del sistema de salud y de la idea de planificación familiar, desde la perspectiva asistencial, de acceso, ingreso profesional e inclusión teórico-académica.
Cuando se trata de las transparentalidades, existen una serie de impedimentos relacionados con prácticas y experiencias trans y todo esto es reflejo de estándares normativos derivados de la colonialidad y resultantes de ideas moralistas que niegan y excluyen toda otra posibilidad de reproducción y construcción familiar distinta a la cisheteronorma, marginando las corporalidades, las sexualidades y otras identidades.
Louro (2013) llama la atención sobre el hecho de que el género “normal” se entiende dentro de una familia “normal”, es decir, la familia sustentada en la reproducción y la cisheterosexualidad. Según Butler (2014), vivimos constantemente la “idealización de la familia”, e incluso volvernos humanos consistiría en participar de una familia normativa. Así, el parentesco se ha vuelto “frágil, poroso y expansivo” y se intenta establecer qué formas de parentesco son inteligibles.
Dicho esto, urge debatir las transparentalidades en relación a las diferentes posibilidades de construcciones familiares, incluido el proceso de embarazo de personas transmasculinas, por ejemplo, de hombres cisgénero gays, bisexuales, etc. que interactúan con personas transmasculinas, antes no veían la perspectiva de tener hijos, ahora es posible ver que las perspectivas se hacen realidad. Esto también nos lleva a pensar en la responsabilidad de los hombres cis respecto a las posibilidades de anticoncepción. Asimismo, las mujeres trans y travestis comienzan a abrirse a las posibilidades de relación y anticoncepción que se experimentan en las relaciones transcéntricas. En este sentido, este debate es un tema que toca varios sectores y varias identidades, produciendo cambios en las perspectivas de vida respecto de la idea de família y parentesco.