Las áreas rurales en Argentina, sobre todo aquellas provincias donde la agricultura capitalista ha avanzado por sobre los territorios de comunidades campesinas e indígenas, atraviesan un proceso de despoblamiento que se agudizó durante la segunda mitad del siglo pasado, en relación a los procesos de acumulación del modelo agropecuario dominante. En el caso de Santiago del Estero (Argentina), esta tendencia al despoblamiento del campo se agudizó durante la década del ’90, a partir del avance de la frontera agraria sobre los territorios comunitarios de campesinos e indígenas, que ocasionó un marcado éxodo rural hacia pueblos y ciudades. No obstante, hoy asistimos a un proceso de desaceleración de este fenómeno en tanto que son más los jóvenes que deciden quedarse en sus territorios, así como los casos de migración en sentido ciudad-campo.
En la producción académica se ha entendido la migración ciudad-campo, o neorruralismo, como un proceso protagonizado casi de manera exclusiva por sectores medios y altos que revalorizan lo rural como espacio turístico y residencial, en oposición a una ciudad considerada cada vez más como caótica, impersonal y/o insegura. Sin embargo, en este trabajo me interesa destacar aquellos casos de migración ciudad-campo donde los protagonistas son aquellos jóvenes de sectores populares urbanos que construyen un proyecto de vida en territorios rurales junto con organizaciones campesinas. En particular destaco las experiencias que han sido impulsadas por el Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MoCaSE-VC) a partir de la constitución de la Universidad Campesina (Unicam) de Ojo de agua, comunidad con más de 70 habitantes provenientes de diferentes pueblos y ciudades del país. Me interesa indagar en la participación de jóvenes de barrios populares de distintas ciudades del país en la defensa del territorio de las comunidades campesinas e indígenas que lleva adelante el MoCaSE-VC. Esto poniendo especial atención a la manera en que las juventudes urbanas y rurales del movimiento han ido construyendo la “vuelta al campo” como reivindicación común. Sostengo que estos jóvenes entrelazan sus trayectorias y proyectos de vida con los proyectos políticos de la organización, haciéndose parte de la historia común de resistencia al despoblamiento del campo y a la exclusión en las ciudades.