Los tiempos que nos asisten están atravesados y caracterizados por procesos cada vez más profundos de precarización de la vida. En este contexto resulta pertinente recuperar las múltiples y diversas tramas comunitario populares urbanas desde donde se da soporte al despliegue de una variopinta gama de acciones y prácticas cotidianas que generan condiciones de vida menos hostiles, localizadas en una amplia diversidad de territorios. Tramas urbanas que se caracterizan por un fuerte protagonismo femenino, que ponen en el centro el sostén y reproducción de la vida, y que resisten a las diversas embestidas signadas por lógicas y relaciones patriarcales, coloniales y capitalistas que procuran cercarlas, invisibilizarlas y drenarlas. Estas tramas, pese a la potencia política que presentan, suelen estar invisibilizadas, suelen ser desvalorizadas, muchas veces negadas, e incluso suelen quedar subsumidas en el marco de ese tipo de lógicas. Las consecuencias de estas brutales agresiones tiene efectos devastadores sobre nuestro tejido social. Por ello resulta pertinente enfatizar sobre el lugar clave que dichas tramas ocupan en el marco de las complejas y múltiples territorialidades que configuran lo urbano. Para ello se tomará como referencia una experiencia colectiva de mujeres ubicada en la zona oeste de Montevideo llamada “Colectivo de Mujeres Bajo Valencia”, desde donde se sostienen además, en el marco de espacios de participación mixtos, un merendero, una huerta comunitaria, una escueltita de fútbol para niñas, niños y adolescentes, y desde donde se organizan actividades y eventos sociales con foco en la comunidad inmediata. El abordaje metodológico que da soporte a las reflexiones devenidas del seguimiento y acompañamiento a esta experiencia tiene un enfoque etnográfico. Las reflexiones que se pretenden colectivizar y poner en discusión son por otra parte de carácter primario, puesto que el trabajo de campo se encuentra aún en proceso de desarrollo, formando parte de mi proceso de investigación doctoral en curso.