A 50 años del Golpe de Estado de 1973, entendemos que la actual democracia chilena no puede comprenderse sin tener en cuenta la radical transformación económica, política, social y cultural producida durante la Dictadura que derrocó al gobierno de Unidad Popular. Ante la amenaza que representaba la politización y la radicalización de la clase trabajadora y las organizaciones populares de las poblaciones, para la propiedad privada de los medios de producción y los privilegios de las clases dominantes, se imponía el establecimiento de un nuevo orden. Así, a partir de septiembre de 1973, Chile inició un nuevo ciclo histórico que daba fin a la “vía chilena al socialismo”, transformándose rápidamente en el “laboratorio mundial” del llamado neoliberalismo. La Dictadura Cívico-Militar, bajo el tutelaje del Departamento de Estado de EEUU, se constituyó en la primera estrategia de disciplinamiento social para poder aplicar “exitosamente” las reformas necesarias.
La radicalidad de los cambios estructurales nos permite hablar de su carácter refundacional. Las claves del supuesto “milagro chileno”, están plasmadas básicamente en la Constitución de 1980, con una red de restricciones institucionales para trascender en democracia, para que inclusive si llegaran al gobierno partidos opositores al régimen, quedaran maniatados e impedidos de realizar cualquier cambio sustancial.
Considerando que uno de los objetivos de la Dictadura Cívico-Militar era el aniquilamiento de las organizaciones de la clase trabajadora, destaca el Plan Laboral de José Piñera. Era única y exclusivamente un plan para terminar con la organización sindical. La nueva correlación de fuerzas Capital-Trabajo había sido institucionalizada.
Para poner en perspectiva la debilidad que al día de hoy encontramos en las organizaciones sindicales, vale la pena detenernos en detallar el contenido de los cambios ya que representan obstáculos objetivos y subjetivos para la organización de los trabajadores. La precariedad laboral se manifiesta en la subcontratación.
La revuelta social de octubre de 2019, abrió el camino al proceso constitucional que permitiría, entre otros logros, reconocer derechos laborales. Sin embargo, paradójicamente, quienes nunca quisieron cambiar la constitución de Pinochet ahora tienen mayoría inapelable para conducir el proceso.
Esta presentación se inscribe en una línea de investigación iniciada al comenzar el siglo, centrada en las transformaciones que la reestructuración capitalista produjo en Chile, focalizando particularmente, en los conflictos laborales y la organización que se da en uno de los sectores claves de la economía chilena: la Gran Minería del Cobre.
Organizamos la presentación en: a- contenidos del Plan Laboral de 1979, b- historia de las prácticas de resistencias y organización de les trabajadores subcontratistas de CODELCO -la principal productora mundial de cobre- a comienzos del siglo; c- la fragmentación y debilidad sindical que se produce en la 2da. década; c- la paradoja del proceso constitucional; d- interrogantes abiertos.
Realizamos trabajo de campo etnográfico, observación participante en diversas manifestaciones y entrevistas en profundidad a trabajadores de CODELCO en Santiago, Los Andes y Rancagua.
También utilizamos fuentes secundarias como la documentación emanada de CODELCO, de la Dirección de Trabajo, del SERNAGEONIM, de COCHILCO, del Consejo Minero y publicaciones realizadas por profesionales que asesoran a diferentes sindicatos.