Uno de los últimos esfuerzos que se han dado en México para tratar de esclarecer el periodo histórico conocido popularmente como la Guerra Sucia, es la Comisión para el Acceso a la Verdad, el Esclarecimiento Histórico y el Impulso a la Justicia de las violaciones graves a los derechos humanos cometidas de 1965 a 1990. Establecida en octubre de 2021 tiene entre sus muchas funciones proponer las acciones que garanticen el fomento y preservación de la memoria pública (Pérez-Ricart, 2021), así como abrir una puerta que vincule el relato de la verdad sobre el pasado con las acciones en curso por comprender las violencias de nuestro presente, y que la comisión refleje sus esfuerzos en un informe que sirva de punto de partida para posteriores propuestas, un kilómetro cero del estudio re gubernamental de la represión Estatal (Ferri, 2021).
México tiene la oportunidad con la Comisión de resignificar espacios que están anclados a la memoria de distintos colectivos, lugares que fueron marcados por la violencia estatal, pero que se mantienen ocultos en un olvido impuesto por aquellas memorias autoritarias que siguen rigiendo en el país (Vicente, 2023). La resignificación de estos lugares representan, para aquellas memorias silenciadas y subalternas de las víctimas, una oportunidad de luchar contra las narrativas hegemónicas y que sus voces por fin sean escuchadas para garantizar la no repetición y el derecho a la verdad. En este sentido, el Mecanismo de Esclarecimiento Histórico (MEH) ha realizado varios procesos de intervención y memoralización a lo largo del país, como la Plaza Tlaxcoaque inaugurado en octubre del 2022, la Plaza Militar de Ciudad Juárez en junio de 2023, así como otros en distintos estados del país.
Como parte de estos procesos de disputas por la memoria y la Historia, y como un esfuerzo de transformar la memoria en acción, la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Autónoma de Baja California, junto con el Instituto Sonorense de Cultura, y con el vital apoyo del MEH, se inicia el proceso de marcación y memorialización del primer bien inmueble, asociado con violencia estatal de la guerra sucia, en el estado de Sonora. El Edificio Sonora, situado a unas cuantas cuadras del primer cuadro de la capital sonorense, fue la sede de la infame Dirección Federal de Seguridad durante el periodo más cruento de la contrainsurgencia en el estado, pues aquí se planeó la desaparición y tortura de la disidencia política y social en el estado.
Desde un paradigma interpretativo (Maxwell, 2019), con la recopilación testimonial de víctimas, testigos y familiares, así como la revisión de archivos gubernamentales y la hemeroteca de la Universidad de Sonora, se busca construir la memoria, reinterpretar el pasado y disputar el presente, a través del establecimiento de éste edificio como un lugar de memoria. En esta ponencia presentamos los primeros avances de este proceso.