La literatura crítica sobre el cambio agrario estuvo dominada por la noción de “acumulación por desposesión”, desde que el geógrafo David Harvey la formuló hace 20 años. Al margen de las capas de significado que se le fueron añadiendo, el núcleo del concepto reside en poner de relieve la importancia continua para la reproducción capitalista contemporánea de la ruptura de la fusión entre tierra, trabajo y herramientas que caracteriza a las economías ajenas al dominio del capital. Asimismo, la noción advierte acerca del elemento coercitivo extra-económico inherente a esta ruptura. Por último, se considera que la acumulación por desposesión se produce a partir de la acción agresiva del gran capital agrario (el “agronegocio”) sobre el “campesinado”, entendido como una capa homogénea de pequeños productores agrícolas.
Si bien este análisis ilumina aspectos importantes de las realidades agrarias contemporáneas en América Latina y el empobrecimiento/empeoramiento de las condiciones de vida de los subalternos rurales, a su vez soslaya otros aspectos del capitalismo entendido como ensamble de elementos, prácticas y procesos diversos. Específicamente, soslaya los procesos de acumulación de capital y de desposesión que se desarrollan entre los pequeños productores. Esto es, se oscurece la relevancia que siguen teniendo los procesos de “acumulación por explotación” y de diferenciación social intra-“campesina” en el campo contemporáneo.
Teniendo esto en cuenta estas consideraciones, en la presente ponencia presento un análisis etnográfico de los procesos actuales de micro-procesos de desposesión que ocurren entre pequeños productores mercantiles en asentamientos rurales de la zona oriental de la provincia de Formosa (Argentina).
Formosa es una unidad subnacional periférica de tardía incorporación al esquema nacional argentino y alejada geográficamente de la zona pampeana de clima templado -núcleo del capitalismo agrario del país. Allí, las relaciones sociales capitalistas en el plano estrictamente productivo no están plenamente establecidas en un número importante de unidades productivas y los distintos sujetos involucrados en el quehacer agropecuario presentan diversas y heterogéneas ligazones con el mercado capitalista. En este sentido, la trama social rural de la provincia presenta, pese al fuerte éxodo rural que sufre desde hace varias décadas, un perfil “campesino”. De todos modos, y al margen de la aparente homogeneidad que denota el término, el acercamiento etnográfico permite observar la actuación, dentro de este conglomerado de agentes sociales, de la dinámica diversa del capitalismo y sus variadas modalidades de “acumulación” y de producción de desigualdad en torno al eje de la clase social.