La Matanza es uno de los municipios que integran la Conurbación de la Provincia de Buenos Aires, Argentina. Es el segundo en extensión territorial (323 Km2) y el primero en cantidad de habitantes (1.775.816 según el Censo 2010). Entre las décadas del ´30 y el ´70 por su ubicación geográfica -a 30 kilómetros del puerto de Buenos Aires- y gracias algunas políticas de promoción en el nivel local, se convierte en un lugar elegido para la radicación de industrias en pleno proceso de sustitución de importaciones, así, comienza a poblarse. Según las proyecciones de población que
realizó el INDEC para el 2018, La Matanza tiene 2.185.597 habitantes. Entre 2009 y 2010 se
observó que el 11% de la población del Municipio se moviliza en la región para trabajar y en busca
de servicios (ENMODO, 2009/10).
Durante la década de los ´90, en la RMBA, se consolida una tendencia que consistió en la polarización residencial (Torre, 2001) y la segregación residencial estructural en asentamientos y villas de emergencia de los grupos más vulnerables de la estructura social (Cravino, 2008). Así la relación segregación periferia está presente en la vida cotidiana de los habitantes de las conurbaciones, en nuestro caso La Matanza; esto se materializa si observamos la cotidianeidad de los habitantes del aglomerado (Solano, 2017, Prévot-Schapira, 2002, Cravino, 2002/8) y la informalidad supera la dinámica del mercado de tierras (Massida, 2018).
El objetivo de este trabajo es mostrar cómo se configura y consolida el proceso de, desigualdad e informalidad en dos de las localidades más densamente pobladas del Municipio Gregorio de Laferrere y San Justo. Una como otra cuentan con una infraestructura de bienes y servicios altamente precarizadas lo que dificulta la movilidad y la inclusión de sus habitantes, la constitución de mercados callejeros de trabajo, el extendido trabajo informal, la constitución de ferias de trueque, entre otras situaciones, han consolidado procesos de informalidad creciente.