La consolidación y actual profundización de las actividades extractivas sobre los territorios de América Latina desde fines del siglo XX ha generado drásticas transformaciones ambientales, pero también cambios en los modos de vivir, conocer y utilizar la naturaleza para las personas humanas y no humanas que en ellos habitan. Proyectos industriales, agroganaderos, forestales, mineros, turísticos, hidrocarburíferos, inmobiliarios, de infraestructuras, entre tantos otros, han profundizado las desigualdades socioeconómicas, ambientales y territoriales de largo aliento, fundamentalmente entre las poblaciones históricamente vulneradas. La intervención sobre los cuerpos, modos de vida y saberes, ya sea a través de mecanismos y acciones directas como a partir de dispositivos simbólicos, dan lugar a la emergencia de múltiples conflictividades en la búsqueda por generar alternativas de mundos posibles en las escalas locales.
De la mano de financiamientos internacionales, intervenciones gubernamentales y/o asociaciones civiles y no gubernamentales, diversos actores -muchas veces, con intereses contrapuestos- disputan y negocian en torno a la implementación de políticas, proyectos de (mal) desarrollo, infraestructuras y dispositivos. En estos escenarios, el acaparamiento territorial e hídrico, junto con la contaminación, los desalojos y las migraciones forzadas, han llevado al aumento de la población en ámbitos urbanos, junto con una crítica situación socioeconómica, habitacional, alimentaria, sanitaria y climática. Indígenas, campesinos/as, habitantes de barrios populares, activistas ambientales, entre otros, resisten y disputan contra la apropiación y distribución desigual de la tierra, el agua y los bosques; por un reparto más equitativo de las cargas ambientales y sociosanitarias, y por una efectiva participación en la toma de decisiones en torno al manejo y gestión de los comunes y sus derechos.
El presente simposio se propone generar un espacio de diálogo e intercambio de saberes que profundice el debate acerca de los procesos desiguales que se dan en aquellos territorios en los cuales emergen dinámicas de organización y participación, al calor de la crisis sanitaria, climática y ecológica actual que nos permita repensar formas alternativas de vivir y habitar.