Ponencia

Vivir-con fantasmas: espectralidad y conmemoración en los lugares donde se ejerció la represión durante la última dictadura en Argentina.

Parte del Simposio:

SP.73: Perspectivas etnográficas sobre las memorias de la violencia política y la represión en América Latina: conmemoración, cuerpos y territorios

Ponentes

Mariana Tello Weiss

IDACOR-CONICET, UNC

Argentina

Desde 2001 he trabajado en el campo de la antropología de la memoria, la violencia y los conflictos sociopolíticos. Mis principales problemas de investigación siempre estuvieron enfocados en las memorias sobre la violencia política y la represión en “los 70” y cómo éstas configuran identidades políticas en el presente, poniendo un fuerte énfasis en el papel de lo jurídico y lo moral en la selección de aquello que debe ser recordado, silenciado u olvidado. En el marco de todas estas investigaciones, la emergencia de lo espectral como una dimensión de la vivencia represiva, y sobre todo de la “desaparición”, fue algo con lo que siempre “tropecé”. Sobre todo a partir del “estar allí” cotidiano a lo largo de nueve años de trabajo en lo que fue “La Perla” he recopilado cientos de experiencias con “entidades”: fantasmas, almas en pena, espantos o espectros han emergido con insistencia. Adheridas a los lugares donde se ejerció la represión, me fueron transmitidas por los vecinos de cementerios y ex CCDs, por los policías que los custodian, por ex conscriptos, sepultureros, a menudo por otros investigadores y antropólogos forenses. Los espectros tampoco han estado ausentes en mi propia experiencia y la ineludible inquietud al habitar esos espacios. Así, el objetivo de esta ponencia es analizar los modos en que las personas y comunidades que viven o transitan por esos lugares viven-con esos espectros: los tiempos y espacios donde esa dimensión de los lugares se hace presente, las prácticas que engendra, los afectos que moviliza. Tomando a la desaparición como una biopolítica en la producción de espectros, al decir de Pérez, podemos considerar esas presencias como formas de producir espacios atravesados por la violencia, donde el terror con el que fueron marcadas genera prácticas que resultan buenas para pensar -y cuestionar- los modos canónicos con los que concebimos la memoria.