En Michoacán, México, hace unas décadas se libra una guerra de baja intensidad con los grupos criminales del narcotráfico, lo cual sin duda ha exhacerbado las condiciones de desigualdad local y ha impactado en el quehacer escolar así como en la población juvenil. Las preguntas centrales que guían nuestras reflexiones son: ¿cuáles son los procesos históricos del capitalismo-patriarcal criminal que enmarcan a las escuelas públicas de educación básica en Michoacán en las últimas dos décadas?, ¿qué ocurre en las escuelas que se encuentran en contextos de violencia por el crimen organizado, en relación con los cuerpos, las subjetividades y las condiciones de precariedad de las juventudes?, ¿cómo se configuran modelos de masculinidad en las escuelas que contribuyen a la reproducción de las violencias patriarcales entre la población juvenil?. El objetivo de esta ponencia es analizar cómo las violencias sociales derivadas de la presencia del crimen organizado, se manifiestan en las escuelas mediante la reproducción de un orden patriarcal que se materializa a través de modelos de masculinidad tensionadas y dialogantes que afectan a las y los jóvenes. Específicamente analizaremos cómo estas violencias patriarcales se hacen presente cotidianamente mediante prácticas de jerarquización sexo-genéricas, una marcada división sexual del trabajo escolar y la sexualización del cuerpo femenino. A través de un análisis etnográfico en contextos de violencia, se realizó trabajo de campo en seis escuelas del Valle de Apatzingán, Tierra Caliente, Oriente y de la Meseta Purépecha. Se realizaron entrevistas individuales con jóvenes y personal escolar además de observación directa en los contextos inmediatos a las escuelas y en los espacios escolares fuera del espacio aulístico: entrada y salida de clases, los recesos, eventos cívicos, ensayos dancísticos, actividades deportivas y momentos de disciplinamiento en las oficinas escolares. Con esta ponencia, queremos demostrar que las violencias sociales que se manifiestan dentro y fuera de las escuelas en los contextos donde opera el crimen organizado forman parte de un continuum que reproduce el orden patriarcal a diferentes escalas, lo cual permite el avance extractivista del sistema capitalista actual en estas regiones. En este escenario, las y los jóvenes van perdiendo más capacidad de acción frente a las violencias que los atraviesan y los colocan en encrucijadas de sobrevivencia actual.