En esta investigación abordo el fenómeno del racismo estructural contra mujeres haitianas – madres y gestantes-, desde la interseccionalidad, desde un trabajo militante feminista y antirracista.
El trabajo fue realizado entre los años 2018 y 2022 en la Región del Maule, zona central de Chile; y para poder dar cumplimiento a mis objetivos desarrollé diversas actividades y procedimientos para recolectar la información aquí expuesta, los que van desde múltiples y sistemáticas revisiones teóricas, al desarrollo de entrevistas, grupos de discusión y talleres grupales. Por otra parte, se generaron múltiples discusiones y aprendizajes sobre epistemologías feministas y decoloniales, las que, siendo críticas del proceso mismo de investigación, han supuesto desafíos relevantes en las formas en las cuales desarrollé el trabajo de campo, pero principalmente en las formas en las cuales he ido construyendo las relaciones interpersonales con las mujeres haitianas que han participado del proceso mismo de investigación.
Los resultados dan cuenta de las experiencias sobre el embarazo y la maternidad de las mujeres haitianas residentes en Chile, así como de las diferentes dimensiones del racismo que éstas sufren, las que se intersectan con otras formas de violencia y opresión. Por ejemplo, que la maternidad en Haití está atravesada por prácticas comunitarias relevantes en las que intervienen la familia, la vecindad y las amistades de la mujer gestante, cuestión relevante al ser comparada con la realidad de la maternidad en Chile, la que suele ser más solitaria o bien acompañada sólo por las mujeres directas de mujeres embarazada. También se aprecia una mayor adherencia en Haití al parto fisiológico y a actividades tales como caminar, cantar, tenderse en el suelo, entre otras, para hacer frente a las contracciones y dolores propios del proceso del parto, cuestión criticada en el contexto ginecobstetra chileno, pues estos están altamente medicalizado y patologizados. Asimismo, se observa el fenómeno de la maternidad transnacional, y cómo la vivencia de ésta posiciona a las madres haitianas en espacios de culpabilización por parte de profesionales del área de la salud, quienes no comprenden otras formas de crianza que no sean las hegemónicamente establecidas, es decir “se debe vivir con los hijos/as siempre” y no criarles a distancia.
Las conclusiones apuntan a la importancia de incorporar en el proceso mismo de la investigación las emociones y el cuerpo. Y esto pasa por tomar conciencia de las opresiones que sufren los sujetos-cuerpos que están involucrados en el proceso mismo de la investigación, así como de vivenciar la indignación que esto provoca en nuestras vidas y en las vidas de quienes sufren en carne propia estas violencias. Asimismo, reflexiono en las contradicciones, desafíos y dolores que implica investigar desde una posición política y militante y jamás desde la neutralidad. Y, desde ahí, hago referencia a las esperanzas de pensar que el trabajo realizado contribuirá a la formación de profesionales de la salud, quienes incorporarán en sus prácticas profesionales los aprendizajes del enfoque de género y el antirracismo en el trato brindado a mujeres migrantes y racializadas.