Esta ponencia se propone acerca del proceso autoetnográfico iniciado mediante la experiencia de viajar a Eslovenia y residir durante quince días en el pueblo natal de Branislava Susnik, antropóloga eslovena que a raíz de persecusiones de post guerra migra a sudamerica y se instala en Paraguay, convirtiéndose en la madre de la disciplina en varias de sus expresiones. Como antropóloga paraguaya, esta experiencia está muy cargada de significado puesto que la antropología hasta hoy no está institucionalizada en mi pais, no cuenta con estructuras académicas de formación y transmisión, ni formas definidas.
La experiencia de la residencia Susnik en un pequeño pais de los Balkanes, con una historia muy particular y violenta hasta su independencia a principios de los 90, así como el ejercicio de inmersión etnográfica en el pueblo natal de una referencia intelectual y afectiva en mi trayectoria como mujer profesional también con pasado migrante, interpelan varios nichos de memoria histórica, enclaves de afectividad y movimientos de inversión y cambios en los lugares de enunciación. Con una brecha de media siglo entre las dos, operar el viaje inverso yendo atrás suyo, descubrir el pasado y presente de su país, su historia de vida y la memoria en vías de construcción en torno a su figura forman parte del proyecto de escritura autoetnográfica cuyo proceso desata elaboraciones, análisis y formas de retroinspeccion propias del registro creativo en las antropologias feministas y antropologías afectivas. En este sentido, se hace necesario un espacio de observacion de su propio desarrollo con metodología reflexiva pero también en tanto que hecho social y movimiento decolonial, proponiendo así una reflexión, por un lado sobre la función identitaria de la autoetnografía en contextos de periferia, por el otro sobre los alcances de las experiencias innovadoras de investigación alejadas de los centros hegemónicos de producción de conocimiento antropológico.