Ponencia

“Testimonios del exilio, exilios del testimonio: expresiones del sufrimiento en la memoria de la dictadura cívico-militar brasileña”

Parte del Simposio:

SP.73: Perspectivas etnográficas sobre las memorias de la violencia política y la represión en América Latina: conmemoración, cuerpos y territorios

Ponentes

Magaldi, Felipe

Universidad Federal de San Pablo, Brasil

Brazil (Brasil)

El exilio fue una de las principales consecuencias de la dictadura cívico-militar instaurada en Brasil en 1964. Luego del golpe, incluyó a políticos y sindicalistas experimentados y, después del Acto Institucional N. 5 (1968), también a jóvenes miembros del movimiento estudiantil que pasaron a integrar la lucha armada. A inicio de los años 1970, la mayoría de ellos se encontraba en Santiago de Chile, durante el gobierno de la Unidad Popular. Fue entonces cuando el Comité de Denuncia de la Represión en Brasil sugirió al senador italiano Lelio Basso – que también se encontraba en Chile – la realización de un segundo Tribunal Russell para denunciar la represión. Se trataba de un tribunal de opinión, paraestatal y sin consecuencias penales, cuya primera versión había sido originalmente pensada para denunciar los crímenes cometidos por los EEUU en la Guerra de Vietnam (1966-1967). Después del golpe chileno (1973), el Tribunal Russell II (TRII) fue realizado en tres sesiones en Italia y Bélgica (1974-1976), contando con testimonios de diferentes países latinoamericanos e informes de intelectuales europeos.
En este trabajo, analizo los testimonios brasileños realizados en la primera sesión del TRII (1974), con base en una investigación llevada a cabo en el archivo histórico de la Fundación Basso (Roma, Italia), que contiene sus transcripciones. El objetivo es entender cuáles fueron las posibilidades de enunciación de las violaciones que se abrieron en el espacio público en aquel contexto. Si bien los testimonios no hablan directamente de “derechos humanos” y fueron proferidos en su mayoría por integrantes de organismos revolucionarios de izquierda, se puede leer en ellos un cambio de lenguaje, definido por la expresión del sufrimiento y por la construcción de la figura de la víctima, a diferencia de las moralidades heroicas predominantes en los grupos clandestinos. En este sentido, la experiencia del TRII es “buena para pensar” el exilio como un evento crítico que, de manera compleja, ni linear ni progresiva, generó nuevos repertorios de acción política.