El fenómeno migratorio transnacional en Chile ha ido aumentando y modificando durante los últimos años. La crisis sociopolítica y económica que están atravesando países de Latinoamérica y el Caribe, ha impulsado que los procesos migratorios forzados se acrecienten, siendo Venezuela, Perú, Haití, Colombia, Bolivia los países que lideran los índices de personas inmigrantes residentes en Chile. En la actualidad, nos enfrentamos a una crisis migratoria y humanitaria sin precedentes, lo que ha dificultado que personas inmigrantes accedan a servicios básicos, entre estos, la vivienda. Por ello, recurrir a asentamientos irregulares es percibido como una forma de subsanar la necesidad habitacional, lo que ha generado la proliferación de tomas y campamentos. Si bien la intervención del Estado en estos espacios es esperada, en general desconoce las prácticas y la organización presentes en las vidas cotidianas de quienes habitan estos territorios. Por tal motivo, resulta relevante conocer estos espacios apropiados y la cotidianidad de quienes lo construyen, de manera que toda intervención responda a las necesidades de las y los pobladores, legitimando además acciones no institucionales. Para conocer cómo se configuran las vidas cotidianas en los campamentos se observó el campamento Millantú, uno de los siete campamentos presentes en el sector de Casas Viejas ubicado en la periferia de la comuna de Puente Alto, en Santiago de Chile. Este asentamiento es reconocido por su alta concentración de personas migrantes, lo que permite observar a simple vista otras formas de vida que cobran relevancia desde lo comunitario
En conocimiento de este contexto se llevó a cabo un estudio cualitativo, optando por un diseño metodológico no experimental de tipo transversal. Se aplicaron tres técnicas etnográficas para la producción de datos: observación participante, acompañamientos etnográficos, y cartografía social, las cuales fueron aplicadas entre enero y agosto de 2022, y permitieron conocer las prácticas cotidianas realizadas por quienes residen en el campamento Millantú.
Considerando que este emerge de una crisis habitacional, además de haber sido golpeado por otras situaciones adversas como el estallido social y la pandemia, motivo por el cual queda susceptible a ser percibido desde la vulneración y la pobreza. A simple vista pueden parecer características inherentes a los campamentos, causadas por un evidente abandono institucional, a las cuales además se le suma el componente migración internacional, lo que tiende asociarse a irregularidad y precariedad. Sin embargo, aunque la migración constituye Millantú, esto no aparece como una tensión central, sino que el principal objetivo es vivir mejor. Las vidas cotidianas del campamento van a estar sujetas a prácticas que buscan sobreponerse a estas condiciones poco favorables. Se establecen rutinas que sostienen la microeconomía interna liderada principalmente por mujeres, lo que permite subsanar necesidades materiales y deja entrever prácticas comunitarias que se centran en el apoyo mutuo.