Se presenta una experiencia de trabajo compartido entre investigadores del Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Museo de San Pedro de Atacama (IIAM, Chile) y determinados actores de las comunidades atacameñas-lickanantai del Salar de Atacama (provincia El Loa, Región Antofagasta, Chile). Esta se viene llevando a cabo a través de tareas de diferente alcance que se enmarcan en proyectos de investigación y proyectos de vinculación.
Expresaremos como se coaligan los intereses étnicos y los académicos que tributan a la fundamentación “científica” de las demandas territoriales contra el Estado chileno. Para puntualizar, analizaremos la relación entre la Asociación de Agricultores y Regantes de Soncor (AARS) y la unidad sociológica mayor de pertenencia: la Comunidad Atacameña de Toconao (CAT). El telón de fondo lo constituye un proceso de fragmentación intra-étnica en donde los integrantes de la primera apelan a una identidad diferenciada basada en determinadas evidencias históricas, en linajes familiares y en la ocupación de un territorio específico que cae dentro de la demanda de la CAT y también de otras comunidades atacameñas: la quebrada de Soncor.
A través de un proceso que venimos acompañando desde hace algunos años, la AARS intenta (o declara) querer desmembrarse de la CAT y busca obtener validación a sus acciones mediante la puesta en diálogo entre el saber local y el académico. El subgrupo pone así en tensión las relaciones con la comunidad mayor de pertenencia logrando, al menos, mejorar su posición dentro de ella.
La complejidad del trabajo académico reside en que se encuentra inmerso en múltiples relaciones que no debe descuidar, porque mantiene vínculos de diferente tipo: personales y de objetivos de investigación con la AARS; institucionales con la CAT (convenio entre el IIAM y la CAT) y políticos con el Consejo de Pueblos Atacameños, entidad que agrupa a la mayoría de las comunidades del Salar de Atacama. Aportar datos históricos que sostengan la causa de unos puede demeritar la de otros y afectar las relaciones del conjunto. El trabajo de archivo de los antropólogos se transforma así en una herramienta para determinados objetivos y en una arma de doble filo integrada a la política de las comunidades.