Ponencia

Rituales de días de muertos y conservación de la memoria alimentaria en localidades de origen indígena

Parte del Simposio:

SP.24: Sacralización de la comida y ritualización del comer como estrategias de superación de desigualdades en América Latina

Ponentes

Yuribia Velázquez Galindo

Universidad Veracruzana

México

La población mexicana se encuentra en una grave crisis de malnutrición que se manifiesta por la prevalencia de sobrepeso y obesidad que alcanza el grado de epidemia, afectando a todos tipo de población y a todas las clases sociales. Si bien el problema de la obesidad es un fenómeno multifactorial, el consumo de alimentos ultra procesados tiene una gran importancia, pues se ha llegado a afirmar que en el 2016 se consumían 221 kg de comida chatarra per cápita. México es un gran productor de comida ultraprocesada y este problema se agudiza por la falta de control gubernamental de los medios masivos de comunicación que se enfocan en generar una demanda del tamaño de la producción de esos alimentos. A pesar de ésta gran influencia, existen espacios de resistencia cultural y de mantenimiento de la memoria alimentaria que permiten la reproducción de los saberes alimentarios indígenas en toda su complejidad. En este trabajo busco reconocer las celebraciones de días de muertos (1 y 2 de noviembre) como un espacio de conservación y transmisión de la cultura alimentaria local. Los días de muertos se celebran en la época de la cosecha y tienen como objetivo agradecer a los difuntos las atención, protección y apoyo recibidas mientras ellos habitaban en este plano hacia sus sobrevivientes y también reconocer su acción positiva en la vida de sus deudos.
Durante los días previos, las familias extensas se reúnen para convivir con sus difuntos, preparan y ofrecen en los altares familiares alimentos tradicionales “del gusto de los abuelos” vinculados al ciclo agrícola. En estos espacios se transmiten conocimientos y prácticas culinarias así como valores, sentidos y significados sobre la constitución del mundo y de los seres no humanos que lo integran. La transmisión ocurre de forma intergeneracional e intrageneracionalmente mediante platillos, preparaciones y técnicas tradicionales. Pero también mediante el intercambio de narraciones y recuerdos que son interiorizados de forma profunda por las nuevas generaciones a través de las emociones positivas que tales actividades generan.