Resumen:
Esta ponencia analiza la experiencia de profesionales colombianos de la antropología, para entender el origen de un movimiento que buscó apoyar las luchas indígenas por la tierra entre 1960 y 1980. Algunos textos académicos sobre la antropología colombiana describen el compromiso de la antropología con la lucha indígena como un salto de la antropología clásica hacia nuevas formas de investigación colaborativa. Esta ponencia analiza por qué, en el Amazonas colombiano, profesionales de la antropología desarrollaron una actitud crítica hacia la antropología clásica, pero fracasaron en promover movimientos como los que crecían en la región de os Andes entre 1970 y 1980. La ponencia se pregunta si el movimiento indígena andino habría florecido sin la experiencia frustrada de los antropólogos que intentaron acompañar el nacimiento de un movimiento indígena amazónico. Esta ponencia busca encontrar lazos entre experiencias de investigadores de los pueblos amazónicos y las de investigadores en otras regiones de Colombia. Tales lazos podrían fortalecer la frágil relación entre organizaciones indígenas andinas y amazónicas.
En la antropología y las ciencias sociales en general, en Colombia, existe una larga tradición que defiende la idea de la investigación colaborativa como un instrumento de emancipación de los movimientos sociales. Varios autores han documentado esa perspectiva. Algunos trabajos sobre la historia de las ciencias sociales en Colombia defienden explícitamente la capacidad del trabajo en colaboración para fortalecer a los movimientos indígenas y campesinos (como J. Rappaport en Intercultural Utopias, 2005, y Cowards don’t make Histtory en 2020). Otros trabajos son mas discretos y evitan declarar que los investigadores se proponen defender los intereses de la comunidad, pero admiten que los resultados del trabajo tienen impactos sobre los derechos de los pueblos indígenas (Morales Thomas en “Los idiomas de la reetnización” de 2011). Otros autores atribuyen importantes logros en los derechos territoriales de ciertos pueblos a la colaboración entre intelectuales indígenas y académicos no indígenas (como Vasco en “Entre Selva y páramo, viviendo y pensando…” 2002). Otros mas han analizado el trabajo conjunto en favor de la recuperación de las lenguas indígenas y la educación intercultural indígena (como afirma en su historia de la educación escolar indígena “¿Qué pasaría si la escuela…?”, el PEBI-CRIC 2005). Pero resulta curioso que la literatura sobre el tema se concentre en experiencias de trabajo entre pueblos indígenas de la región andina y, aunque existen, los trabajos que mencionan la colaboración entre profesionales no indígenas y autoridades indígenas amazónicas no son tan frecuentes (uno de ellos es un artículo de Micarelli en el libro “Amazonia contemporánea” de 2011).
¿Por qué? ¿Existe una tradición de trabajo colaborativo amazónico que pasa desapercibida? ¿La investigación sobre la región amazónica en Colombia está compuesta por investigadores menos comprometidos con las luchas indígenas? ¿Son los indígenas amazónicos menos “organizados políticamente”? ¿Cuáles son las causas de esa diferencia?
La experiencia de un grupo de intelectuales, principalmente antropólogos, activos en las tres últimas décadas del siglo XX, servirá aquí para analizar tales diferencias.