A partir de la década de 1990 el destino turístico Punta del Este ha adquirido creciente relevancia en los flujos tanto de movilidad como de comunicación entre Uruguay y Brasil. Se ha tornado en referencia de los brasileños sobre el Uruguay además de plataforma ligada a inversiones, geopolítica, status, ocio, nuevas residencias entre otras confluencias materiales además de simbólicas entre el sur y sudeste brasileño para con el este uruguayo.
A través de indagaciones etnográficas realizadas en el marco de una tesis doctoral se aprecian énfasis simbólicos en torno a: i) señales de status y jerarquía del destino asociado a su sociabilidad, posibilidades de consumo, internacionalización e infraestructura; ii) atributos sociales en términos de la estabilidad, seguridad y trato afable; iii) imágenes en torno a un paisaje costero urbanizado conjugado progresivamente con un paisaje costero rústico que avanza hacia el interior rural.
Las fronteras entre unos y otros, entre nacional y extranjero, entre lo aspirado y los objetos de distancia se construye esta reflexión sustentada en voces y haceres. La ponencia discute evidencias tales como que la presencia de grandes hoteles puntaesteños con representación en Brasil, entre otros agentes tanto privados como públicos, han entablado ostensibles relaciones con medios y empresas de viaje brasileñas. Los mismos han propiciado miradas hacia el este uruguayo, a través de agendas de sociabilidad y una infraestructura de instalaciones de alto estándar abiertas a lo largo del año.
La mirada sobre PdE proveniente del sudeste y sur brasileño ha afianzado cada vez más una familiaridad con el destino que se aproxima gradualmente a la de habitués argentinos. El europeizado destino uruguayo redefine discusiones hace tiempo abiertas sobre discursos y prácticas de las élites sudamericanas y también de sus capas medias en ascenso, las aspiraciones “civilizatorias” que las atraviesan, sus redes regionales y los modos en que se proyectan hacia sí y hacia su entorno.