Ponencia

Producción y consumo de bienes en los lugares de memoria: un estudio comparativo entre Argentina, Colombia, Chile y Uruguay.

Parte del Simposio:

SP.67: Los desafíos actuales de los sitios de memoria: la gestión política de violencias masivas pasadas y presentes

Ponentes

Ana Guglielmucci

ICA,UBA,CONICET/UR

Argentina

Ana Guglielmucci

ICA,UBA,CONICET/UR

Argentina

Martina Eva García

UDELAR/ICA,UBA,CONICET

Uruguay

Entre mediados de la década del noventa y principios del nuevo milenio asistimos en América Latina a una proliferación de iniciativas públicas y privadas (con diferentes niveles y formas de participación estatal y ciudadana) de espacialización de la memoria y creación dispositivos memoriales. En el Cono Sur se destacó la creación de lugares de memoria en sitios emblemáticos de los pasados violentos, en los que es posible identificar una gramática común basada en una narrativa centrada en los derechos humanos, la cual es tensionada y complementada con experiencias de fuerte raigambre local. La emergencia y desarrollo de estos lugares se ha enmarcado en los diferentes procesos transicionales latinoamericanos que, en cada país, fueron institucionalizando el para qué de estos dispositivos en los escenarios políticos del presente. De esta forma, encontramos un repertorio de iniciativas y dispositivos memoriales que hacen referencia a dictaduras, conflictos armados, o sociales, políticos, étnicos y religiosos, que cubren temporalidades cortas y largas, y en los cuales es posible identificar objetivos diferenciados (búsqueda de verdad y justicia, reconciliación, reintegración social y económica de sectores excluidos, etc.) En la presente ponencia, a partir de una serie de casos etnográficos de Chile, Argentina, Uruguay y Colombia, nos proponemos analizar de manera comparativa, no sólo la forma en que estos lugares han sido producidos socialmente como espacios de memoria, sino también cuáles son los bienes que circulan a través de ellos y bajo qué parámetros de conservación e intercambio. Para ello, partimos de la idea de que los bienes sirven para hacer visibles y estables las categorías de la cultura (Douglas e Isherwood, 1979), a la vez que su consumo puede ser un modo de afirmar el orden social o una vía de promoción de la resistencia y el cambio (Rutz y Orlove, 1987). En este sentido, nos preguntamos sobre la relación que establecen diferentes tipos de lugares de memoria con el Estado y el Mercado a través de la producción de valor y de bienes de conservación y consumo.