Entre fines del siglo XIX y mediados del XX, la arqueología en Argentina inició un largo proceso de institucionalización y profesionalización, en el contexto de un joven país que se estaba consolidando y que caracteriza a la Argentina moderna. También fue el comienzo de la incorporación de las mujeres a la educación superior. En esta etapa inicial se crearon universidades que ofrecieron programas volcados al estudio del pasado precolombino a través de los vestigios materiales, como dentro de la carrera de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la Universidad de Buenos Aires. Del mismo modo la formación de colecciones de materiales dio lugar al desarrollo de museos donde instalar, catalogar y estudiar los restos arqueológicos, como el Museo Etnográfico de Buenos Aires (1904). Los referentes académicos de este momento temprano son figuras masculinas de renombre como Juan Ambrosetti, Samuel Lafone Quevedo, Adán Quiroga, Francisco Moreno y Salvador Debenedetti. Sin embargo se conoce la presencia de mujeres cuyos recorridos y ámbitos de acción han sido invisibilizados del relato académico. Entre estas mencionamos a Manuela de Basaldúa, Juliana Dillenius, Odilia Bregante, María Helena Holmberg de Ambrosetti. Ellas se desempeñaron como dibujantes, donantes de piezas o cursando materias de arqueología. En ocasiones ingresaron a la disciplina por ser hijas de destacados personajes de la política o academia. Algunas lograron su título de doctoras, pero se alejaron de la investigación para dedicarse a la enseñanza de niños, tareas de cuidado familiar y asistencia de maridos investigadores. Alejadas de la enseñanza universitaria, acceso al trabajo de campo y dirección de instituciones, sus tareas estuvieron vinculadas a supuestas habilidades o afinidades femeninas.
El objetivo de este trabajo, como parte de uno de mayor aliento, es recuperar la presencia femenina a través de la revisión de dos tipos de fuentes. Por un lado se recurrirá a la lectura de revistas especializadas que surgen a partir de las décadas de 1880-1890, con la aparición de publicaciones como el Boletín del Instituto Geográfico Argentino y la Revista del Museo de La Plata, hasta 1949, año que marca el inicio de la gratuidad de las universidades nacionales, decretada por Juan Perón y que permitió estudiar a personas de escasos recursos, entre ellas muchas mujeres. Por otro lado, se relevarán, documentos institucionales de la FFyL, como programas de materias, actas oficiales, memorias anuales, para reconocer la participación femenina en cátedras como profesoras o su rol en la organización de colecciones arqueológicas.
Es decir, buscamos rastrear si a lo largo de más de 60 años del desarrollo más temprano de la actividad arqueológica en el país hubo cambios en las modalidades de participación académica de las mujeres, con mayor presentación y publicación de los resultados en revistas, incorporación en claustros universitarios o de gestión del patrimonio o si, por el contrario, estos espacios fueron monopolizadas por voces masculinas. Se pretende asimismo dar a conocer recorridos personales de mujeres invisibilizadas por relatos patriarcales así como insertar su trabajo en la arqueología dentro de las historias institucionales ya escritas, enriqueciéndolas equitativamente.