Como barrio-pueblo construido alrededor de la producción de carne, Mataderos (CABA, Argentina) ha conformado una identidad propia en torno a los vínculos surgidos a través de su paisaje. Si el paisaje es un modo de ver, representar, estructurar y simbolizar el entorno, este también es configurado en una cultura y conlleva implícitamente un modo de representarse a sí mismo y a los otros. La construcción del Mercado de Hacienda de Liniers en 1889 y del Frigorífico Lisandro de la Torre a principios del siglo XX determinaron el paisaje del matadero como representación de un espacio urbano preciso donde su población se adapta al ambiente particular en torno a la industria cárnica y, con sus interacciones, construye su idea del mundo.
La presente ponencia se propone analizar el vínculo existente entre el paisaje de Mataderos y la producción artística realizada por las infancias desde la institución escuela. El barrio cuenta con 16 escuelas primarias públicas (distritos escolares 13 y 20), de las cuales al menos 5 de ellas tienen en sus fachadas murales producidos por estudiantes. Hasta el momento se han mapeado todas las escuelas y registrado las producciones artísticas de sus fachadas, en las que se reconocen elementos del paisaje (el toro, el resero, etc.), la propia historia barrial (la toma del Frigorífico en 1959) y la rutina urbana (el traslado de vacas, el Club Nueva Chicago, etc). Se pretende, entonces, abordar el modo en el que esos sentidos se construyen a partir de recuperar los procesos, las acciones y las decisiones tomadas por los niños y las niñas durante el diseño y la realización de los murales.
Actualmente, hacia el interior de las comunidades educativas se están realizando entrevistas con el objetivo de comprender el contexto de producción de sus fachadas. Con ello también se busca abordar el vínculo que cada escuela tiene hoy con las imágenes, el paisaje actual donde se insertan y los sentidos urbanos que éstas construyen. De este modo, se intenta reflexionar sobre el rol que la institución escuela tiene en el barrio, en tanto agente de transmisión cultural, a partir de una propuesta pedagógica y artística que también incluye al paisaje, y el modo en el que las infancias las incorporan y resignifican.