En algunas comunidades rurales del país vemos emerger movimientos en defensa del territorio, identificando elementos claves para el desenvolvimiento de la vida. A pesar de ello, entre generaciones de niños y jóvenes que miran con desinterés su entorno centrándose en otros estilos de vida más atractivos para ellos. Este es el caso del terreno comunal de Zapotitlán Salinas, Puebla, parte de la Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán. Ahí, algunas mujeres, madres de familia miran con preocupación el futuro de sus hijos, así como un desconocimiento de su entorno, de sus usos y costumbres.
¿Qué podemos hacer para acercar a las niñeces a este tipo de conocimiento y ponerlo en práctica? La aproximación implica una reflexión sobre la valoración dada a ciertos estilos de vida poco sustentables, aunque deseables en redes sociales. El objetivo de la ponencia es mostrar una propuesta pedagógica, centrada en la observación y contacto con el paisaje para identificar elementos centrales que forman su cotidianidad.
El paisaje como un espacio que habito, percibo y construyo es el puente que permitirá, a saber, un reconocimiento del territorio biodiverso del que son parte, así como la riqueza cultural que existe en él. El acercamiento tanto al territorio como al paisaje son herramientas claves para el reconocimiento de modos de vida rurales que están siendo relegados por la población local al tiempo que son retomados por agendes ajenos que desconocen el contexto sociocultural y biológico que lo conforman.