Durante la década de 1990 se desarrolla en Argentina un proceso de privatización y extranjerización -sin precedentes- sobre las vías navegables, costas y puertos. Paralelamente, se profundiza un modelo de reprimarización económica asentado en el neoextractivismo (Swampa 2019) y la expansión del agronegocio (Gras y Hernández 2013) a lo ancho de la región. En ese marco, los países que integran la Cuenca del Plata, avanzan en el desarrollo de un proyecto de infraestructura con el objetivo de acelerar los tiempos de transporte y economizar los costos de fletes de los productos destinados al comercio de exportación: así nace el proyecto Hidrovía Paraguay Paraná (1992). Asimismo, la descentralización y privatización del sistema portuario en Argentina (Ley Nº 24093 de 1992) junto a la autorización del cultivo de soja genéticamente modificada en 1996, generan las condiciones para la construcción de un polo oleaginoso portuario-exportador en el área metropolitana del Gran Rosario, sobre la ribera del río Paraná.
Hacia la primera década del siglo XXI, a la par de la expansión de la frontera agrícola, se emplazan a lo largo del corredor fluvial del Gran Rosario un conjunto de infraestructuras (plantas de producción y terminales portuarias, entre otras) diseñadas en función de las “necesidades” de las grandes cadenas globales de valor del complejo extractivista.
En el siguiente trabajo, partimos de considerar que la instalación de estas mega infraestructuras generó y genera tensiones con otras lógicas preexistentes de apropiación, producción y significación del territorio. En esa dirección, nos proponemos analizar el proceso de expansión de las infraestructuras extractivistas hacia el corredor sur del Gran Rosario y problematizar la conflictividad socio territorial y ambiental generada en el “lugar” (Santos, 2000). Nos preguntamos ¿Qué tensiones emergen a partir de las transformaciones territoriales impuestas por el modelo agroindustrial extractivista en las costas del Gran Rosario? Estas infraestructuras ¿obstaculizan el acceso al río? ¿es posible la coexistencia de diversas formas de apropiación y uso del ambiente? ¿Qué otras infraestructuras es necesario desarrollar para el bienestar de las poblaciones que allí habitan? Este proceso de avance de las infraestructuras extractivistas sobre las costas del Paraná ¿van reconvirtiendo el territorio en un nuevo “desierto” a conquistar”?
Nos posicionamos desde un quehacer antropológico que recupera la etnografía de los conflictos ambientales, indagando sobre las perspectivas de los actores allí implicados. Desde allí nos interesa aportar nuevos elementos que contribuyan a complejizar el abordaje de la conflictividad ambiental vinculada al proyecto HPP. En ese sentido, tomamos como referencia empírica el análisis de dos “casos” significativos para la región: la instalación de la planta industrial y la terminal portuaria de la empresa Cargill en Villa Gobernador Gálvez (Santa Fe) en 2005 y la construcción, en 2009, del astillero “Ultrapetrol” en la localidad de Alvear, Santa Fe, Argentina.