Este trabajo nace de una experiencia socio-educativa desarrollada en el Barrio La Rueda, un paraje semirural situado en la ciudad de La Plata, Provincia de Buenos Aires. La misma se gesta a partir de la implementación del Programa para la Promoción y Fortalecimiento de Centros Socioeducativos y Comunitarios en Barrios Populares de la Dirección de Políticas Socio-educativas de la Provincia de Buenos Aires, que tiene como principal objetivo la revinculación y el acompañamiento de las trayectorias educativas. Allí un grupo de jóvenes madres cuyas trayectorias escolares habían sido interrumpidas comenzaron a revincularse con sus proyectos educativos (y tal vez de vida).
Recientemente, aludiendo a una de las chicas en situación de revinculación, dijo una docente “desde antes de ser madre ya no tenía actitud para venir a la escuela”. Entendemos que este dicho se inscribe en un discurso más amplio e instalado en el sentido común y en el educativo también, desde donde se sostiene que los y las jóvenes no vienen motivados, que son apáticos o que no muestran interés por nada, y mucho menos por la escuela. En este sentido, en nuestro trabajo cotidiano en el centro socio-educativo nos es posible detectar una serie de discursos sociales, familiares e incluso provenientes del ámbito escolar que atentan con la posibilidad de que estas chicas retomen sus estudios. “¿Ella quiso ser mamá? Ahora que se quede a cuidar a su hijo”, nos dice una mamá cuando vamos a buscar a su hija para que concurra al CSE
La experiencia nos muestra que, parafraseando al cantante rosarino “(no) es solo una cuestión de actitud”: no se trata de un problema de índole individual, en tanto cuando cambian las condiciones de escolarización, algo de la escuela se vuelve posible. Lo que se vuelve visible es que “hacer la escuela secundaria”, en los términos en que está planteado originalmente, no es una opción real para las trayectorias vitales con las que estamos trabajando.
En este contexto, este escrito intenta reflexionar en torno de los sentidos atribuidos a la escolarización por parte de los diversos actores involucrados en la revinculación: El programa, las familias, la escuela. Sentidos que no se muestran necesariamente unívocos y que revelan fuertes tensiones en torno de la escolarización de estas jóvenes. Entre las tensiones aparecen en principio aquellas relacionadas con la pregunta acerca de si estas jóvenes deberían ir o no a la escuela, acerca de cuándo van volver a la escuela y con cuánto tiempo de la carga horaria escolar van a cumplir. La pregunta acerca de cómo van a ser evaluadas y la necesidad que muestran algunos profesores de garantizar que aprendan todos los contenidos, pues sino sería una “estafa”.
Justamente, de lo que se trata es de pensar otros tiempos y otras formas de estar presentes en la escuela, de seguir buceando en la pregunta acerca de qué escuela, qué condiciones de escolarización podemos ofrecer a estas jóvenes. De eso se trata este trabajo.