El Caribe colombiano es una región con una variedad de expresiones musicales con alcance local, regional y nacional. A través de los años, estas expresiones musicales se han articulado a diversos procesos de comercialización y política cultural, ampliando el espectro sonoro y en ocasiones relegando otros. Las músicas articuladas a la industria y sobre todo el auge de equipos de sonido y amplificaciones, relegaron las prácticas de músicas locales, denominadas tradicionales, llevándolas al borde de la desaparición, muchas veces por la marginalidad, exclusión y señalamientos despectivos hacia la población que las praticaba. No obstante, entre los años ochenta y noventa, surgió un movimiento cultural que bajo el estandarte del rescate de tradiciones, revitalizó y reorientó las prácticas musicales, convirtiéndolas en prácticas de resignificación de lo estigmatizado y marginal. De esta manera, se desarrollaron identidades culturales que han tomado la música como principal recurso de lucha de poder cultural.