Esta ponencia se escribe desde la práctica de una etnografía comprometida, con la participación y acompañamientos concretos de mujeres y hombres que conforman la Fundación Mamíferas de Venezuela, una organización motivada por el respeto y corresponsabilidad en el cuidado de la vida. Se trabaja en acompañamiento con mujeres y sus familias en comunidades y territorios, con sentido de conciencia afectiva, histórica y comunitaria. Esta Fundación busca generar condiciones dignas de producción y reproducción, haciendo acompañamiento desde la intención de un abordaje integral y transformador en torno a la soberanía de los cuerpos y los territorios. Se apunta, de esta manera, a redimensionar el aspecto comunitario, comprometido ética y políticamente desde la práctica etnográfica tratando de desnaturalizar aquellas lógicas, lenguajes y dispositivos coloniales presentes en los modos de producción de conocimiento. Deseamos proponer la noción de INVIVENCIA que representa las formas a través de las cuales vivimos y hacemos etnografía en estas comunidades. La asuminos como la comprensión profunda del sentir y el pensar de la gente y de los procesos sociales y culturales de estos territorios. En este trabajo colectivo hacemos acompañamiento a las parteras quienes han persistido, re-existido frente la modernidad/colonialidad.
Desde allí se aborda la noción de «episteme» como «mundo-de-vida», que nos ayuda a buscar las lógicas, ethos y cosmovisiones que existen dentro de estas prácticas y que nos da la posibilidad de profundizar en la comprensión de su carácter procesual e histórico concreto. Reconocemos la “fuerza metódica”, que cuestiona la verdad y la representación, que propone el diálogo, la interpretación, la necesidad de sistematizaciones de estos procesos con la presencia, participación y coordinación de las mismas mujeres parteras, de sus familiares y comunidades. En este hacer deseamos reflexionar sobre la naturaleza del conocimiento antropológico, y en general de las Ciencias sociales y humanas, sus fuentes de legitimación, el rol de los contextos sociohistóricos y políticos en la estructuración de sus discursos.
Han sido muchos años de un acompañamiento que se convirtió en ETNOGRAFÍA tiempo después, donde el estar allí exige una actitud reflexiva que nos interpela permanentemente en cuanto al tipo de conocimiento que realizamos y lo que nos moviliza en el momento de acercarnos a una comunidad que vive sus propios procesos. Se plantea así una etnografía carnalizada, donde no hay conocimiento si no hay vinculación profunda, comprometida, donde la prioridad son los propósitos de vida, las cotidianidades, las emociones, deseos, las luchas de las propias comunidades.