La presente ponencia se basa en un proyecto de creación y reflexión realizado en una escuela secundaria de la región de la Araucanía en Chile. En esta instancia se trabajó con mujeres adolescentes (la mayoría de ellas mapuche-pehuenche) que se encuentran internas en la escuela, pues provienen de sectores rurales y no tienen modo de transportarse todos los días.
El proyecto consistió en una serie de talleres artísticos que buscó reflexionar sobre las construcciones identitarias en relación al género, el territorio y la etnicidad, desde la mirada de niñas y adolescentes rurales. Los talleres se desarrollaron de manera colaborativa, consultando directamente a las participantes y el personal de la escuela.
Nuestro objetivo era encontrar actividades que permitieran la expresión creativa de las participantes y, a su vez, que fomentaran conversaciones sobre quiénes son y cómo es su vida en el internado; cómo se ven a sí mismas, a sus familias, sus amigas, sus parejas y a sus territorios; y cuáles son sus preocupaciones y deseos para el futuro.
A lo largo de seis sesiones de actividades, las participantes, nos mostraron versiones de la vida adolescente que distan mucho de las representaciones que se visibilizan en los medios de comunicación masivos, pero que son igualmente dignas de representación y contribuyen a formar una visión, mucho más completa de lo que es ser joven en el Chile actual.
Esta ponencia, junto con los productos del taller, busca contribuir con ideas metodológicas para el trabajo con juventudes rurales, y también poner en tensión ideas hegemónicas sobre lo que es ser una mujer adolescente y al mismo tiempo el imaginario que existe sobre los pueblos indígenas, visibilizando la agencia de las adolescentes rurales en sus comunidades. Sus relatos nos hablan de las diversas maneras en las que estas chicas resisten, reciben y reformulan sus herencias culturales, sus perspectivas sobre el territorio, y cómo reciben, producen e interpretan los contenidos de las redes sociales.