En El gesto y la palabra, Leroi-Gourhan indica que el “espacio humanizado” es producto de un largo proceso de domesticación témporo-espacial iniciado en el Paleolítico superior. La comprensión misma del espacio y por ende la circulación se transformó a lo largo del tiempo, por ejemplo, con la velocidad ligada a los sistemas de transporte. En vez de constituir un escenario sobre el que se desenvuelven las acciones humanas, el espacio se configura con el habitar a la vez que configura el habitar. De alguna manera esto es planteado por Mura con el análisis de la movilidad del jeheka (literalmente “ir en busca de”) realizado en Á procura do “bom viver”: território, tradição de conhecimento e ecologia doméstica entre os Kaiowa. En vez de hablar de “espacio”, el autor habla de “contexto socio-ecológico-territorial”, buscando atender a los elementos humanos y no humanos que se relacionan “formando sistemas sociotécnicos y movilizando las fuerzas del cosmos a su disposición”.
Me interesa en esta oportunidad analizar la relación entre materiales (usados en el tejido de objetos destinados principalmente al intercambio mercantil) y circulación espacial, por parte de personas del pueblo Qom (familia lingüística Guaycurú) de dos localidades chaqueñas.
Me valgo del enfoque y del método etnográfico. Este trabajo forma parte de una investigación en curso iniciada en 2012 que indaga en el proceso de mercantilización de las artesanías indígenas chaqueñas.
Encontramos dos principales modos de obtención de materiales: la recolección y la compra. Las artesanas de Resistencia (capital de la provincia de Chaco), con mayores posibilidades de comercializar sus artesanías, encuentran crecientes dificultades para acceder a materiales de origen vegetal mediante la recolección. Los obtienen entonces a través de la compra a personas familiarizadas con la recolección: indígenas y no indígenas. Otro modo de encarar la cuestión es el reemplazo de la fibra de origen vegetal por fibras de origen industrial, ya sea compradas o recolectadas. Las artesanas de El Algarrobal (cerca de El Espinillo, zona del Interfluvio Teuco-Bermejito), con menores posibilidades de comercializar sus artesanías, no tienen mayores dificultades para acceder a las fibras vegetales en cuestión. Sin embargo, como la circulación mercantil se limita a la visita esporádica de turistas, es frecuente que se recurra a la planta que provee la fibra (palma, lagaxadai, Trithrinax schizophylla) para obtener la palmita o lagaxadai lcom, alimento consumido crudo o cocido, en vez de para obtener las hojas.