Con el objetivo de aportar a las discusiones en el ámbito de los estudios socioantropológicos enfocados en las desigualdades sociales, en este trabajo nos interesa reflexionar sobre los modos de habitar urbanizaciones residenciales cerradas por cercos perimetrales y vigiladas por guardias de seguridad, cámaras, barreras, entre otros dispositivos.
Partimos de entender que el desarrollo de estas formas urbanas implicaron (e implican) cambios fundamentales en la organización y en el sentido mismo de la vida urbana, impactando significativamente en términos de desigualdades sociales y espaciales. Es decir, estas transformaciones no solo han redefinido la organización espacial de muchas ciudades latinoamericanas, sino que también han modificado sustancialmente la manera en que las personas se relacionan entre sí y con su entorno. Por este motivo, creemos valioso el análisis de las formas de habitar en condiciones de autosegregación socioespacial, ya que nos posibilita la pregunta por las relaciones entre espacio urbano y desigualdad, específicamente el lugar del espacio en el proceso de (re) producción de la desigualdad social.
En este sentido, adoptamos una perspectiva relacional que concibe la desigualdad como resultado de la propia reproducción de la vida social y reconoce a los procesos simbólicos como constitutivos de la desigualdad social. Es decir, las desigualdades son producidas, reproducidas y cuestionadas por medio de procesos simbólicos (Grimson, 2015).
En esa dirección, nuestro propósito consiste en explorar las pautas de interacción presentes en estos espacios, revelando las complejidades de las relaciones sociales y de poder que caracterizan a estas comunidades. El trabajo de campo etnográfico que hemos desarrollado hasta el momento, nos permite dar cuenta de una diversidad de prácticas y experiencias de los actores que participan en el uso y funcionamiento cotidiano de un barrio cerrado ubicado en la ciudad de Río Ceballos, de la provincia de Córdoba. En este espacio, la construcción y la (re) producción de límites simbólicos se observa en el constante esfuerzo por preservar la exclusividad de los residentes, creando situaciones de inclusión y exclusión que sostienen los limites materiales y los dispositivos que separan a los grupos.
De esta manera, proponemos analizar los dispositivos (simbólicos y materiales) a través de los cuales, la heterogeneidad social es jerarquizada e invisibilizada, a fines de garantizar la exclusividad selecta de sus habitantes. En este punto, resulta valioso el aporte de dichos análisis para el estudio de la desigualdad social, fundamentalmente porque se focaliza en heterogeneidades y desigualdades al interior de estos espacios residenciales, poniendo en tensión la idea de “homogeneidad” social con la que son generalmente caracterizados.