El presente trabajo gira en torno a la pregunta sobre cómo se configuran las políticas públicas de cuidados a nivel nacional en clave histórica haciendo hincapié en el período de la pandemia por la COVID-19, es decir, desde marzo del 2020 a la actualidad, como catalizador de la ya existente crisis de los cuidados. Nos interesa analizar cómo este suceso mundial aceleró la creación de políticas de cuidados que intentan abordar una crisis que data de más de dos décadas y que tiene como base problemáticas que aparecen, principalmente, a comienzos del siglo XX.
La clave histórica del trabajo se relaciona con analizar y comprender las intervenciones del Estado, considerando su construcción y, por ende, la de la agenda de políticas públicas, como producto de un proceso histórico que reconoce ciertos derechos, en este caso, el de ser cuidades; y al mismo tiempo, convive con nuevas demandas sociales que modifican tanto la agenda del Estado como la que imponen los distintos actores y colectivos sociales (Biernat y Ramacciotti, 2012).
En línea con el enfoque mencionado en el párrafo anterior, consideramos que, al igual que Ramacciotti (2020), la pandemia no generó la crisis de los cuidados sino que impactó en nuestras vidas y relaciones sociales agudizándola. Por esto mencionamos a este suceso como acelerador y no creador de un “desequilibrio social” relacionado a los cuidados en todas sus esferas y modalidades.
Específicamente, tomaremos el caso del trabajo de casas particulares, considerando dentro de éste el cuidado de personas y la limpieza general.
En primer lugar, haremos mención a la mayor visibilización de las problemáticas relacionadas a los cuidados en la agenda feminista de los años noventa para luego analizar cómo estas demandas se vieron plasmadas (o no) en la construcción de la agenda de políticas públicas de cuidados durante la pandemia, es decir, a mediados de marzo del 2020 en Argentina. Al terminar con este análisis mostramos por qué las políticas públicas de cuidados tomaron sólo la emergencia de los cuidados respecto a la COVID-19 pero no la importancia de las demandas históricas que los sostienen y fundamentan. Es por esto último que afirmamos la idea de que la crisis de los cuidados se “aceleró” y visibilizó durante la pandemia, pero esta visibilización no bastó para poner a los cuidados en el centro de la escena y/o dimensionar la relevancia de las problemáticas de los cuidados y cómo nos afectan diariamente. Finalmente, planteamos nuevas preguntas en relación a la construcción de la agenda de cuidados a nivel nacional y el alcance de las políticas implementadas.