El estudio de los hombres y la masculinidad como elemento de su manifestación cultural forma parte de los denominados estudios de género, la violencia es una de las alas de estos estudios que implican entender el conjunto de prácticas a las que se asocia la masculinidad, por el otro lado, el cuidado es también uno de los principales tópicos que se analizan desde estos estudios cuando de hombres se trata, ya sea por la omisión de las practicas, lo confuso o ausente que pueda llegar a ser situar el cuidado asociado a la cotidianeidad de los varones.
En lo que respecta a la presente investigación, se sitúa en el cuestionamiento respecto al lugar que ocupa el cuidado en las vivencias de los hombres, la normalidad con la que insertan o no el cuidado y autocuidado, aquello a lo que hace referencia no solo a nivel discursivo, sino en las vivencias propias de los hombres de sectores bajos de la ciudad de León, Guanajuato.
Los sujetos de esta investigación son los hombres específicamente que viven dentro de los espacios denominados polígonos de desarrollo, delimitación por parte de autoridades gubernamentales a nivel municipal, de espacios dentro de la ciudad que carecen de acceso a servicios básicos, además de una importante presencia de violencia en la zona, lo que es una dinámica que atraviesa a estos espacios desde hace décadas o desde la creación misma de las colonias que conforman estos espacios.
Lo que hago desde la investigación situada en el contexto de los sectores ya arriba enunciados, es abordar la valoración que los hombres hacen de lo que el cuidado les convoca, como acto, discurso y vivencia, como disposición de sí, hacia sí y hacia otros, esto como resultado de la violencia dentro sus entornos cercanos, como una frontera que empuja a la reelaboración de concepciones y dinámicas al nivel de sus relaciones más cercanas, familia, amigos y grupos en los que pueden encontrar estas grietas que resultan en construcciones que pueden dar luz a la manera en que la masculinidad esta mediada por la violencia, siendo así que el cuidado constituye un acto de sobrevivencia frente a los embates de dinámicas que traspasan la lectura del ser del hombre que se concentra en lo que refiere solo al nivel de lo intersubjetivo, referido entonces al lugar en la estructura económica, posición política y simbólica.
Ser hombre entonces se vuelve un lugar donde se producen y afirman dinámicas que van de lo personal a lo grupal, de interacciones que les constriñen de diferentes maneras, desde la propia percepción del ser hombres, hasta las diversas afirmaciones de esta.