El concepto que cada sociedad se forma de la naturaleza depende, hasta cierto punto, de su relación con esta; pues de esta relación nombran y conceptualizan su vida, la vida. Partimos de un marco fenomenológico cultural y una referencia etnográfica para comprender las dinámicas de los grupos indígenas actuales, tomando en cuenta sus expresiones empíricas cotidianas de las cosmovisiones y la mitología, en lugar de apoyarnos de modelos abstractos y forzar los datos empíricos dentro de esquemas impuestos. Entonces que, se tiene como base la premisa de que las circunstancias culturales, para abordarlas se debe partir de expresiones empíricas en contextos específicos.
El pueblo chuj es parte de la familia maya, es un pueblo milenario que ha habitado las tierras de los altos Cuchumatanes-Guatemala, la región de los Lagos de Montebello y partes importantes de la meseta comiteca en Chiapas, México. La gente de este pueblo ha elaborado, desde sus conocimientos culturales, un modo particular de habitar y re-conocer-se en el mundo; esto es, reconocer que “todo en este mundo tiene pixan por eso hay que respetar”. Para acercarse a esta noción es fundamental conocer y reconocer las dinámicas de la vida y la cotidianidad del pueblo, en este sentido se proponen ejes conceptuales basados en la organización social y la vida ritual, (esto como resultado del trabajo etnográfico y la fenomenología chuj): 1) k’anab’ajejal-numtakil (respeto-desobediencia). 2) Emnakilal-puchwinakilal (humildad-malcriadez). 3) Junk’olal-ilk’olal (paz-preocupación). Nuestro pixan está acompañado y articulado con categorías experienciales que orientan y determinan la convivencia con todo lo que existe.
Para reconocerse, algunos lo hacen desde la racionalidad, otros desde el corazón, los chujes lo hacen desde el pixan (sangre, espíritu, alma, estomago, corazón…), como un modo particular de concebir el mundo. Los chuj conciben la diversidad en términos distintos a los de la ciencia, asumiendo que la alteridad tiene sus implicancias en entender y explicar el mundo de seres que no vemos pero que están ahí/aquí – el mundo de los muertos, de los espíritus o de los dueños (al modo chuj, son seres/santos divisibles que habitan y que son parte de determinados espacios y fenómenos naturales) -, no impide que las descripciones sobre estas entidades sean también una forma de hacer etnografía, ya que describimos maneras distintas de vivir y entender las costumbres de los rayos, los vientos y los smoj pixan (Que en chuj significa, en una traducción limitada, “compañía del corazón”, un alter ego).