En esta ponencia reflexionaré sobre uno de los aspectos del Modelo Vino & Turismo más llamativos y admirados por los turistas en la zona de los Valles Calchaquíes, en el Noroeste argentino. Se trata de la remodelación y “puesta en valor” de los cascos de las estancias de las antiguas élites locales, fundadas a partir de la apropiación del territorio indígena durante la Colonia. En las últimas décadas, esos antiguos edificios fueron adquiridos por capitales foráneos a la zona para ser restaurados, remodelados y puestos al servicio del turismo vinícola de alta gama. De este modo, cumplen un rol importante en la llamada Ruta del Vino, programa que comparten y fomentan los gobiernos de las tres provincias que estos valles atraviesan (Salta, Tucumán y Catamarca); y forman parte de un paisaje cada vez más intervenido y transformado por la industria vitivinícola de altura.
En trabajos previos he considerado a este modelo como un tipo doble de extractivismo que combina al turismo de lujo con el avance de los cultivos de vid y avanza inexorablemente, sustentado por los gobiernos provinciales y por las enormes inversiones de capital, que suelen ser extranjeros o de poderosos locales. Sus efectos ambientales más sobresalientes son la desaparición del monte nativo y de la fauna asociada, la amenaza sobre el agua (recurso escaso en la zona), la limitación del acceso a recursos compartidos como leña, hierbas medicinales, pasturas. En términos sociales, se ha producido una reconfiguración de las relaciones locales, se excluido a los sujetos nativos del acceso a la tierra y a recursos vitales primordiales, y se han promovido procesos de gentrificación, entre otros problemas.
Me interesa analizar que la revalorización de estos edificios y su conceptualización bajo el concepto de “patrimonio vitivinícola” (aunque no todos se hayan patrimonializado oficialmente) constituyen una expresión estetizada de: a) las nuevas formas de apropiación de ese territorio, originalmente indígena, en un contexto novedoso de capitalización y extractivismo; y b) las relaciones sociales de desigualdad actuales que dicho contexto conlleva.
La utilización de una estética colonial restaurada manifiesta, de manera explícita y sin mediar metáfora, una continuidad y una profundización de la desigualdad, entre el sistema local tradicional y las nuevas formas de colonialidad extractivista alentada por privados y gobiernos. Así, se constituyen en recursos escénicos que al ser contemplados, aplaudidos y deseados por el turismo, colaboran con el ocultamiento de los efectos negativos del modelo y de sus graves consecuencias ambientales, sociales y territoriales para la zona, sus pobladores y sus comunidades indígenas.