En los exámenes para la obtención del grado de maestría o doctorado en el Programa de Posgrado en Música de la Facultad de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México, invariablemente ha surgido la misma pregunta formulada a las y los estudiantes que defienden sus tesis en el campo de la Etnomusicología: ¿por qué consideras que tu investigación es etnomusicológica? Las observaciones que siguen a dicho cuestionamiento ponen de manifiesto la persistencia de un imaginario que vincula a la etnomusicología con los estudios de folclore y nociones de tradición y cultura popular, imaginario generado en buena parte por la “institucionalización de la cultura como un signo diacrítico de la nación” (Rufer, 2016, p. 51) en México. Asimismo, exhiben una idea de la etnografía que sólo pareciera adquirir legitimación sometida a una suerte de evaluación de tipo cuantitativo. Debates como estos se repiten en otros espacios del referido programa de posgrado, y lo cierto es que las investigaciones de las y los tesistas no parecen corresponder con dichas ideas, en especial cuando son evaluados por sinodales provenientes de otros campos de conocimiento.
A partir de nuestra experiencia como docentes y directoras de tesis en la Facultad de Música de la UNAM, el objetivo de esta ponencia es plantear una serie de reflexiones en torno a las problemáticas y los desafíos que enfrentamos en la labor de transmisión de la Etnomusicología desde una postura crítica advertida de los problemas que entrañan las categorías centrales del campo, como “cultura” (Restrepo, 2012), “popular” (Alabarces, 2020), “alteridad” (Boivin, Rosato y Arrivas, 2006), por mencionar algunas –categorías que más que describir han construido al otro y que, en el mejor de los casos, pueden operar “bajo tachadura” (Hall, 2010)–, así como de la singularidad que adquiere la labor etnográfica en cada investigación.
Al igual que lo señalado por Diana Taylor (2016) en relación a los estudios de performance, entendemos a la Etnomusicología como un campo post-disciplinar, más que como una disciplina. Con base en ello, el acompañamiento a los estudiantes en la construcción de sus objetos de estudio, intenta, por una parte, radicalizar la pregunta acerca de lo que las expresiones sonoras son para determinados colectivos sociales –en cercanía a los planteamientos del giro ontológico (Viveiros de Castro, 2004)– con un marcado énfasis en lo que dichas expresiones hacen (performan) (Madrid, 2009). Por otra parte, abordamos el reto de la enseñanza del método etnográfico destacando el hecho de que el sujeto investigador es no sólo el instrumento de observación sino un sujeto descentrado, lo que problematiza la relación con el saber constituido, singulariza de modo sustancial las investigaciones y obliga a sostener la incertidumbre, el desconocimiento, lo equívoco y lo ambiguo, como condiciones de posibilidad de una escucha, observación y/o lectura capaces de desarticular los condicionamientos disciplinares.
Bibliografía
Alabarces, Pablo. (2020). Pospopulares. Las culturas populares después de la hibridación. Alemania: Bielefeld University Press.
Boivin, Mauricio, Rosato, Ana y Arribas Victoria. (2006). Constructores de otredad. Una introducción a la antropología social y cultural. Buenos Aires: Editorial