En México, desde finales del siglo pasado, la participación de las mujeres en el trabajo agrícola asalariado ha ido en aumento, principalmente en la agroindustria de exportación. No obstante, como lo demuestran distintas investigaciones realizadas en el país, su incorporación a este sector se ha presentado en condiciones de desigualdad. Estas desigualdades se han manifiestado en los bajos salarios y en el tipo de actividades que desempeñan; las cuales suelen ser intensivas, eventuales y flexibles. En las últimas décadas, los estándares y certificaciones que se requieren para exportar los productos agrícolas han formalizado este trabajo en algunas regiones del país. No obstante, persisten los modelos de trabajo flexible y la precariedad que colocan a esta población en situación de desigualdad. En el caso de las mujeres, éstas no se limitan al ámbito laboral, por el contrario, se articulan con aquellas que se presentan en otros espacios sociales. Como lo han demostrado las teorías de género, la persistencia de los roles tradicionales sobre la división sexual del trabajo, en los que las mujeres continúan siendo las principales responsables del cuidado de las infancias, permea en todos los ámbitos de la sociedad. Uno de ellos es en el acceso al mundo labora, ello no sólo dificulta la participación de las mujeres al trabajo remunerado, sino que también genera importantes tensiones entre el trabajo asalariado y el trabajo de cuidados. Las trabajadoras que se insertan en el sector agrícola presentan una mayor dificultad para conciliar estos dos ámbitos. Esto se debe a distintas razones, entre ellas: 1) la carencia de este tipo de servicios en las zonas dedicadas a la producción agrícola; 2) los bajos salarios que dificultan el acceso a servicios de cuidado por medio del mercado y, 3) la condición migratoria que desterritorializa y reconfigura las relaciones sociales y los vínculos familiares. Ante este panorama una de las opciones de las trabajadoras agrícolas ha sido resolver el cuidado de las y los menores delegándolo a sus redes familiares o pagando este servicio en redes informales de cuidado. Estas estrategias varían según la condición migratoria y las redes con las que se cuentan. En esta ponencia se exploran las distintas estrategías que las trabajadoras de la agroindustria de berries en Zapotlán el Grande despliegan para conciliar el cuidado con el trabajo agrícola. Esto muestra la intensa relación que se genera entre cuidado, trabajo y migración. Finalmente, esto muestra que la carencia en servicios de cuidado y las respuestas familiaristas son elementos que reproducen las desigualdades que presentan las trabajadoras agrícolas.