Entre las escuelas atravesadas por el mandato de nacionalizar y asimilar y aquellas interpeladas hoy por el imperativo de propiciar el despliegue de la diversidad los movimientos han sido múltiples. En ocasiones se advierten cambios sustantivos en los estilos formativos y referencias de identificación, pero en muchos casos solo se registran retoques de forma. En cualquier caso, en las instituciones y los docentes coexisten mandatos, estilos y proyectos que abrevan en distintos enfoques. En territorios de alta migración tanto las formas escolares tradicionales, como las alternativas educativas están atravesadas por diferentes modelos nacionales. Estos últimos en ocasiones encuentran espacios de diálogo, pero con frecuencia se desconocen entre sí. Reflexiono aquí sobre cómo estos procesos se despliegan en una localidad cercana a la ciudad de Buenos Aires con alto componente de población migrante andina de Bolivia. Me centro en el modo en que estas situaciones se expresan en las prácticas festivas escolares. Me pregunto hacia el final cuanto de estas tensiones, cambios y continuidades motivan y se reflejan en el proyecto de crear una escuela boliviana en esta localidad.
Comienzo presentando el modo en que las identificaciones étnicas y nacionales que caracterizan los espacios familiares y comunitarios se articulan y tensionan con las escolares y la forma en que estas continuidades y tensiones se despliegan en las festividades escolares. Recupero para ello relatos biográficos, información etnográfica y registros de festividades comunitarias y escolares. Me interesa en particular reflexionar sobre las complejas formas de expresión de la condición binacional en las festividades escolares de Argentina, los procesos de inclusión folklorizada de la pertenencia étnica y las “tradiciones culturales” de la población andina y sobre las distancias con los sentidos que ciertos eventos festivos y rituales tienen en los espacios familiares y comunitarios. Anticipo como cierre de este punto un breve contrapunto con la forma en que estas cuestiones se despliegan en las localidades de origen en Bolivia donde realice viajes recientemente iniciando una línea de investigación a seguir profundizando.
Reflexiono por último sobre como las continuidades y discontinuidades en los procesos de identificación y las experiencias escolares en origen y destino, y también las distancias en las experiencias formativas en espacios familiares, comunitarios y escolares en Argentina se canalizan en el proyecto de creación de una “escuela propia” de una organización de migrantes de la localidad. Me detengo en los sentidos y alcances de este proyecto, su articulación con expectativas de continuidad identitaria y con estilos de ritualidad escolar y formas de articulación entre las familias y las escuelas en Bolivia. Advierto también el riesgo del atravesamiento de estas experiencias de educación diferenciada por procesos de segmentación y fragmentación educativa.