En el marco de la reconocida “Causa Mendoza”, la Autoridad de la cuenca Matanza-Riachuelo (Acumar) y el municipio de Almirante Brown se encuentran relocalizando familias que viven junto a la vera de ciertos arroyos. Estas relocalizaciones se ordenan en torno a la identificación del riesgo ambiental (Olejarczyk, 2021).
Las relocalizaciones han sido un campo analizado desde la Antropología (Bartolomé, 1985; Lins Ribeiro, 1985; Patridge, 1985; Catullo, 2006). Existen gran variedad de trabajos que abordan, específicamente, las relocalizaciones de la cuenca Matanza-Riachuelo (Fainstein, 2015; Carman, 2017; Scharager, 2017; Najman, 2018; Olejarczyk, 2022).
El abordaje territorial que acompaña a los procesos de relocalización se encuentra ampliamente detallado en el Protocolo de relocalizaciones de Acumar (2017). Este documento señala un abordaje social que involucra diversas temporalidades: previo a la intervención (el antes), de la mudanza o de la concreción de obras in situ (el durante) y de la post intervención (el después).
En esta ponencia abordaré el proceso de producción de escombros durante la mudanza y a partir de la posterior demolición de viviendas. Ciertamente, los escombros a los que hago referencia se producen cuando la topadora aplasta las viviendas que antes pertenecían a las familias relocalizadas, para dejar a la vista restos de ladrillos, maderas, chapas, plásticos.
Durante mi trabajo de campo he podido constatar que mucho se enuncia y se practica en relación con estos escombros. Resulta particularmente interesante la voz de quienes decidieron quedarse.
Como señala Gordillo (2018) analizar los escombros desde una perspectiva etnográfica nos permite identificar cómo se produce un espacio, cómo se lo destruye y qué genera ese proceso de destrucción.
Estructuraré la ponencia a partir de la siguiente pregunta: ¿qué significan los escombros para cada actor implicado/a?
Como señalaré a lo largo de este trabajo, para los/as vecinos/as que vivían junto a los arroyos, los escombros son los restos de un hábitat autoproducido que, en algunos casos, costó dejar.
Para los ejecutores/as de esta política de relocalizaciones esos escombros son un impedimento ante una posible ocupación de los márgenes de los arroyos. También componen el paisaje que antecede a la generación de un nuevo proyecto de uso del espacio público.
Para otros/as vecinos/as no relocalizados/as, los escombros son una fuente de recursos. Quienes se dedican a la actividad de cartoneo en la zona extraen diversos materiales que pueden acopiar y vender. Estos materiales, principalmente los metales, son un valioso aporte a su subsistencia.
Plantearé que esta diversidad de sentidos en torno a dichos escombros expresan la desigual producción y apropiación del espacio urbano. También dan cuenta de afectos ligados al lugar.
Los relatos que aquí presento provienen de un trabajo de campo de tipo etnográfico que realizo desde el año 2019 en los distintos asentamientos afectados a relocalización de Almirante Brown. Este trabajo involucra la observación participante en diversas instancias de la intervención territorial, como mesas de trabajo, relevamientos, talleres, jornadas de mudanzas y actos de entrega de adjudicaciones; y la realización de entrevistas semiestructuradas a funcionarios/as, vecinos/as afectados/as a relocalización y trabajadores/as territoriales.