Como parte del desarrollo de mi beca doctoral de CONICET, en la cual trabajo sobre la identidad sexo-genérica como tierra transfronteriza, me gustaría aprovechar aquí para propiciar una relectura de la antropóloga Gayle Rubin. Y ello enfocándome en el concepto de “justicia erótica” como una instancia clave para pensar los modos en que investigamos en torno a/desde lo que se ha popularizado como “disidencias sexuales”. Dialogando, a su vez, con los disparadores de esta mesa acerca de cómo se piensa, registra y narra la experiencia de colectivos disidentes en trabajos antropológicos y etnográficos y qué horizontes emancipatorios podemos colaborar en construir a partir de nuestras apuestas de investigación. De este modo, me parece metodológicamente oportuno recuperar primero la noción de Rubin de “sistema de sexo/género” para luego ir hilando esa categoría con lo que la autora propone en relación a la “justicia erótica”.
A su vez, cabe reparar en una compilación de artículos suyos realizada hace unos años por Bocavulvaria (Córdoba, 2018), titulada “En el crepúsculo del brillo. La Teoría como justicia erótica”, la cual contiene también un prólogo de val flores: “Por un feminismo pervertido”. Compilación que puede servir para cuestionar-nos qué sentido tiene releer a esta autora aquí y ahora en relación a la institucionalización/inclusión del colectivo LGTTTBIQ+ a ciertas políticas de orden higienista que promueven el “pánico sexual”, pero también en relación a la proliferan de estudios “sobre” lo trans, lo disidente, lo subversivo… en general, “lo otro” (y los problemas que plantea esa otrerización). Esto me llevará, por supuesto, a otras dimensiones teóricas, como a la epistemología del clóset de Sedgwick o al planteo wittigiano de la heterosexualidad como régimen político. La cual, en estas coordenadas, también podría pensarse en términos de cisheterosexualidad obligatoria y heterocolonialidad (tal como lo ha trabajo Leticia Kimy Rojas Miranda en su tesis doctoral, 2021). Todo ello con el objetivo principal de seguir discutiendo quién habla/investiga en nombre de quién y cómo las prácticas sexuales siguen siendo privatizadas en contextos (cada vez más) neoliberales.