Los ‘90s en la Argentina -y en la región- fueron los años de la consolidación del régimen neoliberal en respuesta a la crisis de legitimación del estado de bienestar. Si en las dos décadas anteriores, dictadura e hiperinflación habían sido las expresiones dramáticas de esa crisis, profundizando sus alcances desorganizadores, también fueron los recursos en la construcción de un nuevo régimen social y de un estado diferente. El “mercado” se instalo como el eficiente regulador de la vida social en pos de garantizar mayores ganancias para los sectores dominantes.
La sociedad neoliberal que se consolidó en esos años tuvo sus ganadores y perdedores. La brecha entre los sectores de mayores y menos ingresos se amplió y mientras unos eran arrojados a la intemperie, otros se mudaban a barrios cerrados, viajaban al exterior, compraban alimentos con la etiqueta verde de la aduana en las góndolas del supermercado, ropa made in china en los nuevos shopping mall y pasaban sus aportes jubilatorios a las AFJPs.
Durante la fiesta menemista, las revistas femeninas fueron un escenario privilegiado de esta transformación económico-cultural. Aumentaron notablemente su circulación y, como tecnologías de género, eran vidriera de los nuevos consumos e incluso de las expectativas hacia las mujeres en esta nueva etapa del capitalismo.
En 1995, cuando todavía el naufragio no era evidente para amplias capas de la población, un grupo de políticas, empresarias y periodistas aferradas a esa promesa fundan Mujeres & Compañía (M&C), una revista destinada a las ganadoras de ese modelo, a las mujeres que ocupaban o pretendían ocupar cargos en las empresas privatizadas o en aquellas industrias que lideraban este nuevo mercado desregulado. M&C irrumpe con un discurso dirigido exclusivamente a la mujer profesional, a las nuevas líderes del mercado. A partir del análisis de los doce números que tuvo la publicación esta ponencia se pregunta: ¿Quiénes eran esas mujeres? ¿Cuáles eran sus intereses? ¿Cuáles eran las condiciones para acceder a este grupo de elite? ¿Cómo se relaciona este discurso con los feminismos de la época? ¿Qué relaciones entre clase y género regulan estas tecnologías?