Las Indicaciones Geográficas (IG) de alimentos constituyen herramientas que permiten diferenciar y hacer distinguible la calidad de un producto relacionada con un origen territorial específico. Éstas son certificaciones que no crean, sino que reconocen elementos de las culturas alimentarias ligados a procesos e historias particulares. Al tiempo que otorgan protección legal al nombre, al producto y al grupo interesado, y tienden a promover el desarrollo regional.
En esta presentación nos proponemos recuperar la experiencia de construcción de la IG para la torta negra galesa de Chubut (Argentina). Un proyecto que se viabilizó a través de la articulación entre el Ministerio de Agricultura de la provincia de Chubut, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria y la Universidad Nacional de la Patagonia “San Juan Bosco”, y que demandó el trabajo conjunto de profesionales de distintas áreas (entre los que requirió un aporte particular desde la antropología y para lo cual fuimos convocados, al tratarse elemento patrimonial), funcionarios municipales, elaboradores, consumidores-conocedores y otros agentes a fin de, no sólo intercambiar saberes, sino de obtener un sello colectivo, reconocido y valorado en toda la provincia.
La cultura galesa es constitutiva de la identidad chubutense desde la llegada del primer contingente de colonos en 1865 y en la actualidad se refuerza a través de la explotación turística de capillas y casas de té. Por medio de estas últimas, la repostería se ha consagrado como un atractivo particular y dentro de ella la torta negra, además, se impuso como un souvenir típico para llevarse de recuerdo luego de una visita a Chubut. Es por ello que pequeños y medianos productores locales elaboran éste dulce y lo comercializan a escala regional, en hoteles, estaciones de servicio, tiendas de regalos y otros.
Sin embargo, en los últimos años han surgido competidores en otras provincias argentinas que ofrecen un producto con la misma denominación. A raíz de ésta situación, se planteó la necesidad de un sello que identificara a la torta negra galesa de Chubut, a fin de proteger el trabajo local y la pertenencia patrimonial del dulce.
Para ello se realizó un relevamiento de productos comercializados bajo la denominación “torta negra galesa de Chubut” a nivel provincial y nacional; talleres de presentación de la iniciativa de la IG en diferentes localidades de Chubut; paneles sensoriales con degustación a ciegas del producto; pesquisas bibliográficas y documentales; trabajo de campo etnográfico; mapeos; notas en prensa para dar difusión al proyecto; y, finalmente, un concurso abierto para el diseño del sello. Todo este proceso necesitó de un trabajo interdisciplinario intensivo y del diálogo intercomunitario, no siempre fluido, pero terminó obteniendo un amplio reconocimiento local y permitió dar cauce a una iniciativa de transferencia y generación de valor agregado.