El hambre, la pobreza, la desocupación o no tener donde vivir son condiciones y escenarios que se vienen profundizando en el mundo, aún mucho más en sociedades periféricas como las de América Latina. No hay lugares que escapen a estas situaciones, aunque sí hay emplazamientos urbanos donde esas relaciones de desigualdad se vienen expandiendo. Esas imágenes, aquí conceptualizadas desde la noción de crueldad, abundan por doquier, aún mucho más entre los sectores de la población que sufren las condiciones de precarización. Se retratan en las vidas perdidas por causas injustas, el abandono y/o rechazo de las poblaciones, las formas de discriminación y violencia por la raza/étnica/género, los problemas ecológicos y sus consecuencias tales como la contaminación o las fuertes inundaciones que destrozan lo poco que queda y arrasa con todo.
En este marco, la hipótesis a trabajar es que a pesar de la intensificación de las desigualdades en nuestras sociedades, desde los sentires de estudiantes y docentes del nivel secundario, la escuela es un refugio, un espacio que salva a otros y a sí mismos/as, un lugar de contención, así como de transmisión y formación. Es donde se produce interpretación e integración, problematización, estructuración de proyectos y expectativas de vida para los sujetos en los barrios del conurbano bonaerense. Para ello se exploran las relaciones entre crueldad, escolaridad y las posibilidades que desde la institución escolar en general y desde el lugar de la docencia en particular se ofrecen para pensar y hacer amparo frente a esas inexorabilidades que estas situaciones sellan en los destinos de gran parte de la población que viven en esas condiciones.
Aquí se presentan resultados de investigación a partir de un diseño de trabajo múltiple. Por un lado, a partir de la realización de un taller de producción audiovisual entre estudiantes y docentes de una escuela secundaria del conurbano bonaerense y docentes e investigadores de la universidad. El taller fue realizado semanalmente durante el 2022 y 2023, en la que se produjeron dos audiovisuales ideados, realizados y editados conjuntamente con los estudiantes y docentes de la institución. Los estudiantes se acercan a un objeto de indagación en relación a sus vidas cotidianas y asumen el rol de investigadores urbanos: a través de vagabundeos etnográficos callejeros (Rivera Cusicanqui, 2015) en sus barrios, entre sus vecinos, registran a sus docentes. Entrevistan, filman y luego editan. Por otro lado, se ha realizado un diseño cualitativo a través del método narrativo biográfico (Landin Miranda y Sanchez Trejo, 2019) desde hace tres años, mediante diálogos formales e informales, entrevistas en profundidad, trabajo colaborativo y actividades compartidas en la misma escuela con una de las profesoras. La historia de ella no es solo un “caso individual” sino que cada persona es una instancia única de experiencias sociales y procesos sociales universales, es una síntesis o un signo cultural estenográfico (Ferrarotti, 2007). Describir estas particularidades nos permite describir la escolaridad y el hacer docencia en contextos de desigualdad.