Ponencia

¿Hacer un doctorado en antropología… después de haber hecho una licenciatura y un magíster en antropología? Una invitación a pensar antropológicamente la formación antropológica.

Parte del Simposio:

SP.1: Haciendo antropología: Cruces y encuentros desde la experiencia de investigación etnográfica a nivel doctoral en América Latina y el Caribe

Ponentes

Miguel Ignacio Fernández Lizana

Pontificia Universidad Católica de Chile

Como estudiante que actualmente está cursando su primer año de doctorado en antropología en una universidad chilena y, habiendo previamente realizado una licenciatura y un magíster en antropología, me tocó escuchar, en el pasado, preguntas del siguiente tipo: “¿Y para qué quieres hacer un doctorado en antropología, si ya tienes una licenciatura y un magíster en antropología?” / “¿Para qué vas a seguir estudiando antropología, si estudiarás lo mismo, lo que ya sabes?”. Éstas, y otras similares interpelaciones, me fueron hechas por algunas personas (incluidos algunos antropólogos) que consideraban que “seguir estudiando antropología”, después del pregrado y el magíster, era “algo innecesario”. Partiendo del supuesto de que un doctorado en antropología implicaría “volver a estudiar lo que ya había estudiado”, estas personas me sugirieron cambiar de rumbo y adentrarme en otras disciplinas. Considerando aquellos cuestionamientos e insinuaciones -y con el explícito afán de provocar un fructífero debate- aquí parto esbozando cuatro preguntas: (1) ¿Qué sustantivas diferencias podríamos vislumbrar si explorásemos, por ejemplo, las experiencias de jóvenes que están empezando a cursar una licenciatura en antropología a sus 18 años y profesionales que están haciendo sus doctorados en antropología a los 30? (2) Si contrastáramos los variados sentidos asociados con estudiar antropología en universidades regionales y de la capital (e incluso universidades de otros países), ¿qué lecciones podríamos aprender sobre cómo varía la enseñanza de nuestra disciplina? (3) ¿Qué disímiles influencias proyectan hacia sus estudiantes determinados profesores y profesoras de antropología que obtuvieron sus posgrados en escuelas de antropología que ostentan distintas tradiciones y que están situadas en múltiples lugares del mundo (América Latina, Europa, Estados Unidos, etc.)? (4) ¿Cuáles son los reales y/o potenciales motivos que llevan a un(a) estudiante a querer obtener distintos grados académicos en antropología en diferentes universidades? Y es que, más allá de la “continuidad” que conlleva obtener una licenciatura, un magíster y un doctorado (todos en antropología), también podemos advertir la presencia de algunas importantes irrupciones -o “discontinuidades”- que hacen que la experiencia de estudiar antropología de forma extendida no implique “ahondar en lo de siempre” o estudiar reiteradamente “lo mismo”, bajo parecidas condiciones de enseñanza académica. Retomando algunos aportes de autores como George W. Stocking Jr. (2002) y Eduardo Restrepo (2018) en lo referido a, por una parte, los efectos de las variaciones epocales y espaciales en los contenidos de la antropología y, por otro lado, el sentido común disciplinario, el objetivo de esta ponencia es invitar a pensar antropológicamente la formación antropológica. Para ello, pondré especial énfasis en la educación a nivel doctoral. Asimismo, haré referencias a mi propia experiencia en tanto “perpetuo” estudiante de antropología.

Bibliografía.

Restrepo, E. (2018). El espectro boasiano de las “cuatro ramas”: la arqueología y el sentido común disciplinario en Colombia. En P, Gatti., & L, de Souza (eds.), Diálogos con la Antropología Latinoamericana (pp. 109-130). Montevideo: Asociación Latinoamericana de Antropología (ALA).

Stocking, Jr., G. W. (2002). Delimitando la antropología: reflexiones históricas acerca de las fronteras de una disciplina sin fronteras. Revista de Antropología Social, 11, 11-38.