El Gran Chaco es la segunda masa forestal del continente después del Amazonas; en el sudoeste, el chaco salteño (Argentina) comprende una importante parte de su diversidad biocultural. Lamentablemente, al menos desde hace unos veinte años esta región ha sufrido procesos de desmontes y deforestación continuos y crecientes, sobre todo en territorios sobre los que tienen derechos distintos pueblos indígenas. En Argentina, estos procesos se han incrementado a partir del nuevo ciclo de dependencia hacia el mercado externo, que se tradujo en el desarrollo de un estado meta-regulador dependiente de las políticas internacionales y de la re-primarización de la economía, basada en el mercado de commodities, como la soja, los hidrocarburos y, últimamente, el litio y el carbono capturado por los bosques. Hasta el momento, la legislación ambiental e indigenista no logró concretarse en políticas de preservación, conservación y recuperación de bosques nativos; tampoco solucionó de forma definitiva la precaria situación de posesión territorial de los pueblos indígenas y otras comunidades tradicionales de la región. No obstante, en los últimos años, se desarrollaron políticas de mitigación del cambio climático, a partir de las que se gestionaron distintos programas que incluyeron a los bosques nativos y a las comunidades indígenas. En este marco, hacia 2015, comenzó a funcionar el programa Bosques Nativos y Comunidad (PBNyC), que en el chaco salteño alcanzó a 27 comunidades de los Departamentos de San Martín y Rivadavia.
En el presente trabajo me propongo analizar el impacto de la deforestación y desmontes en el chaco salteño en el periodo 2015-2022 en el contexto de la implementación del PBNyC. En este sentido, específicamente, me interesa reflexionar sobre las potencialidades, riesgos, limitaciones y desafíos que comprende el PBNyC, antecedente directo del actual programa REDD+. También estudio las posibles contradicciones que estas políticas socio-ambientales podrían traer aparejadas en relación con los territorios en disputa vinculados con pueblos indígenas. A partir de esto, el concepto de “desarrollo” resulta central para pensar el paradigma que sostiene políticas productivistas, ambientales y de derechos indígenas en un mismo modelo. Desde esta perspectiva, se pueden develar algunas de las marcas históricas que subyacen en el desarrollo, a pesar del cambio que han transitado sus adjetivaciones, como lo sustentable, sostenible o verde. El trabajo se basa en el análisis y triangulación de distintos tipos de fuentes. En este caso, se analizaron informes técnicos, documentación oficial, estadísticas oficiales y de organizaciones sociales, no gubernamentales y ambientalistas. Las experiencias etnográficas en la región fueron de suma importancia para pensar los sentidos de estas fuentes y las implicancias de los procesos analizados en la cotidianeidad del territorio local; sin embargo, en este estudio no estarán presentes de manera directa.