El fenómeno migratorio en Chile no es nuevo, pero su rápido incremento desde 2015 ha generado diversas expresiones entre la ciudadanía, las que no siempre han sido positivas. En ese escenario la inmigración haitiana, develan la xenofobia y el racismo de una sociedad construida históricamente como blanca pese a su origen amerindio y latino.
Ante ello cabe preguntarse cómo los diversos prejuicios que tienen los/as profesionales sanitarios de la región del Maule, Chile, sobre las prácticas de crianza, apego y cuidado de mujeres afrodescendientes haitianas afectan en la atención a ellas entregada, y cómo contrastan estas construcciones socioculturales (elaboradas por profesionales) con las experiencias vividas y sentidas de las propias mujeres sobre sus procesos y prácticas maternas, respecto de sus hijos/as nacidos en Chile y sus maternidades transnacionales.
Este trabajo se propone describir los diversos juicios de valor que establecen profesionales de centros de salud públicos de la región del Maule, sobre las mujeres haitianas y sus formas de crianza y apego; comprender las vivencias y significados que otorgan las mujeres haitianas a sus maternidades en Chile y sus maternidades transnacionales; y aportar al debate sobre la necesidad de incorporar la interseccionalidad como clave en la atención entregada a mujeres afrodescendientes, en los centros de salud.
Metodológicamente esta investigación presentó algunas dificultades:
1. La responsable de la investigación no domina el idioma creole, lengua haitiana, por lo cual el trabajo estuvo apoyado por una traductora, quien se convirtió en parte importante del proyecto investigativo; 2. Las mujeres haitianas entre ellas no suelen hablar de los problemas que les aquejan, en gran medida por la influencia de los hombres haitianos, y por razones personales complejas de sus propias experiencias de vida; 3. Las experiencias migratorias de las mujeres haitianas muchas veces son tan dolorosas que hacen necesario un trabajo de contención luego de cada jornada. Y si bien este punto no es propiamente una dificultad, si es una tensión que la etnografía feminista permite trabajar una vez percibida la influencia colonialista en la investigación propiamente tal.
Considerando estas dificultades, fue necesario desarrollar una metodología etnográfica capaz de hacer surgir las problemáticas, esperanzas y expectativas de las mujeres haitianas, una vez que ellas se sintieran cómodas con la investigadora, pero también parte del proceso investigativo. Dentro de los métodos para acceder a estas experiencias fueron significativos los talleres de cartografías situadas sobre trayectorias migrantes; construcción de poster sobre violencias urbanas; utilización de producciones narrativas y acompañamientos urbanos.
De tal forma se ha pretendido restituir el valor al conocimiento del propio cuerpo de quienes experimentan, sienten y se emocionan, confrontando dichas experiencias con el dogma de la neutralidad y objetividad que debiese tener todo conocimien¬to científico (Gregorio Gil 2017), construyendo nuevas epistemologías desde las experiencias y vivencias de las mujeres haitianas, y no desde los sesgos y juicios de quienes investigamos sus realidades y pretendemos hablar y nombrar dicha realidad, desde nuestros propios parámetros.