Los procesos migratorios son parte explicativa de la realidad que actualmente se vive en el estado de Baja California. Los movimientos de población a razón de la búsqueda del bienestar social, laboral y familiar, aunado a las crisis de seguridad o el deslazamiento forzado, han contribuido a los movimientos poblacionales del presente siglo. En dicha entidad mexicana, de acuerdo con el Censo de Población y Vivienda de 2020, se registran 560 personas del estado de Yucatán, 54% hombres y 46% mujeres (INEGI, 2020). Por supuesto, el número no refleja la dinámica que ocurre en la población migrantes de Sinaloa, Chiapas o Guerrero, por mencionar algunos, sin embargo, el escenario fronterizo no resulta ajeno a la experiencia migrante yucateca donde se ponen en juego sus pertenencias socioculturales.
El conjunto de estudios migratorios generados sobre los yucatecos, cuyas experiencias de intercambio sobre bienes, valores, relaciones, remesas, costumbres y tradiciones, nos habla sobre el dinamismo de la vida familiar, social y cultural de estos migrantes, permitiéndoles reconfigurar ambos espacios sociales, aquí y allá, en un mismo escenario translocal y transnacional (Fortuny, 2004; Castellanos, 2010). Así, el proceso migratorio que ocurre entre los yucatecos, explica las dinámicas de intercambio de capitales sociales y humanos que alimentan las redes familiares y de paisanaje, además que establecen espacios que van creando sentido de pertenencia, tanto dentro como fuera de la entidad (como Cancún, Quintana Roo), y también del país (como en Los Ángeles, California) (Cea, 2004; Re, 2006; Iglesias, 2011; Be, 2019).
En esta ponencia se busca indagar sobre la conformación de las identidades entre los migrantes yucatecos radicados en Baja California, a partir de diversas interpretaciones que elaboran las personas a la luz de las dimensiones que conforman lo que se ha denominado como herencia cultural maya (Be, 2011), donde las prácticas, discursos, normas y costumbres de la cotidianidad de los yucatecos, se inscriben en una elaboración y/o re-invención de sus pertenencias, así como lo referente a la cultura maya. Esta propuesta analítica nos permite discutir, desde los actores sociales, aquellos elementos que entren en el plano social, entre lo público y lo privado de la vida cotidiana, lo familiar, y los contrastes, ajustes y/o tensiones que se materializan ante nuevos escenarios.
A partir de una aproximación cualitativa (Bautista, 2011), y desde la perspectiva del interaccionismo simbólico desde los planteamientos de Blumer (1982) y Goffman (1981), se busca explicar la manera en cómo los migrantes yucatecos que residen en Mexicali, Ensenada y Tijuana, del estado de Baja California, reelaboran sus experiencias de vida al encontrarse en un sitio diferente al de su lugar de origen, así como los ajustes o tensiones que experimentan ante los contextos que les interpelan. Con ello, se busca advertir la manera en cómo estos aspectos socioculturales, se construyen, reinventan o actualizan en el marco de este estado fronterizo del noroeste de México. Desde la migración es posible advertir estas interpretaciones que, en el caso de los yucatecos realizan con respecto a sus pertenencias, es decir, a sus identidades.