La Oncilla (Leopardus tigrinus), es el felino salvaje más pequeño y amenazado de Mesoamérica. Está clasificada en peligro de extinción por las autoridades ambientales de Costa Rica y como vulnerable por la Lista Roja de la UICN. Aunque la distribución mundial de la oncilla abarca desde Costa Rica hasta el centro de Brasil y el norte de Argentina, estudios recientes han demostrado que esta entidad taxonómica podría ser hasta tres especies distintas. Así, la Oncilla centroamericana podría reconocerse como endémica de la región, lo que afectaría directamente a su estado de conservación.
De esto nace en el 2019, el programa Oncilla Conservation, de la Fundación Costa Rica Wildlife, para impulsar la conservación de la Oncilla y otros felinos pequeños del país. A través de un enfoque interdisciplinario y basado en comunidades, guiado por los ejes de educación, investigación y comunicación, se desarrollan procesos para la identificación, comprensión y mitigación de las amenazas (tenencia y comercio ilegal de mascotas, pérdida de hábitat y fragmentación, zoonosis con animales domésticos asilvestrados, atropellos y represalias por conflictos con humanos) que enfrenta esta especie en peligro de extinción.
Esta ponencia expone los resultados de un mapeo de interacciones gente y fauna, y el diseño y ejecución de un plan piloto para la gestión de las tensiones identificadas, que afectan las relaciones de coexistencia de la Oncilla y las comunidades de la cordillera de Talamanca, Costa Rica, durante 2022 – 2023.
El proceso investigativo consistió en la identificación y caracterización de las tensiones relacionadas a ataques por carnívoros, en propiedades con tenencia de aves de corral o estanques de peces, además de la recopilación de narrativas comunitarias alrededor de dichos ataques. Esto se realizó bajó un acercamiento del método etnográfico y un análisis de información georreferencial, en 3 comunidades rurales, de la cordillera: Herradura, Zapotal y San Gerónimo.
Así, los resultados devienen en un plan piloto para gallineros, que busca establecer medidas de mitigación basadas en las comunidades, que impulsen la conservación convivencial. De esto, ha resaltado la experiencia y saberes de las mujeres rurales, en la tenencia y cuido de aves de corral, que representan claves fundamentales para una economía con enfoque de género y la seguridad alimentaria de las familias.